La Selección Colombia atraviesa un momento complejo. Desde la contundente victoria 4-0 frente a Chile en octubre de 2024, los dirigidos por Néstor Lorenzo no conocen el triunfo. El panorama en la Eliminatoria al Mundial de 2026 comienza a nublarse, y las decisiones del técnico argentino se convierten en materia de debate nacional. Una de ellas, tal vez la más simbólica, involucra a un ídolo que parece alejarse silenciosamente de la ‘Tricolor’: Juan Fernando Quintero.
Todo comenzó con una pregunta directa en rueda de prensa. ¿Creía Lorenzo que Jaminton Campaz podía ofrecer más en cancha que Quintero? La respuesta fue tan breve como contundente:
“Sí (creo que Campaz podía cambiar el partido). Tiene mucha dinámica, muy buena pelota parada, son decisiones. Respeto tu opinión, pero fue lo que me pareció en ese momento”.
La frase caló hondo. No solo entre los aficionados, sino en el entorno del propio Quintero, quien desde entonces no ha vuelto a pronunciarse sobre su futuro con la Selección. El mediocampista, símbolo de talento y emotividad en la cancha, había regresado con ilusión al combinado nacional. Pero tras la omisión en partidos cruciales y las palabras del entrenador, todo parece indicar que habría dado un paso al costado.
Aunque no hay un comunicado oficial, el silencio de ‘Juanfer’ retumba como una declaración. Se habla en los pasillos del fútbol colombiano de una supuesta renuncia silenciosa, motivada por el desgaste emocional y la falta de protagonismo en un equipo que parece haber tomado otro rumbo. Una decisión que, de confirmarse, marcaría el fin de una era.
Quintero no es cualquier jugador. Es el autor de goles inolvidables, el encargado de encender la chispa cuando todo parecía apagado, el creativo que tejía fútbol con una zurda mágica. Fue clave en los ciclos de José Pékerman, tanto en Brasil 2014 como en Rusia 2018, y para muchos representa una generación dorada que aún podía aportar experiencia y calidad en momentos clave.
Sin embargo, el fútbol es también una cuestión de formas, de decisiones, de presentes. Néstor Lorenzo apuesta por una Selección más dinámica, de transiciones rápidas, y en esa nueva estructura Campaz —con su desequilibrio y potencia— parece tener más cabida. El técnico no se esconde y asume su visión con firmeza, aunque eso implique dejar en la orilla a referentes que alguna vez fueron indispensables.
La supuesta salida de Quintero, aunque no confirmada, es un golpe emocional para muchos. No solo por lo que representa su talento, sino por lo que implica simbólicamente: la despedida de una generación que le dio grandes alegrías al país. Y lo que más duele es la forma: en silencio, sin homenajes, sin un último baile.
Colombia, mientras tanto, sigue buscando el camino. Con partidos decisivos en junio ante Perú y Argentina, el margen de error es mínimo. Si quiere estar en la cita mundialista de 2026, la ‘Tricolor’ deberá recuperar la memoria de aquel equipo que goleó a Chile, encontrar un equilibrio entre juventud y experiencia, y sobre todo, volver a ganar.
En ese camino, las ausencias pesan. Y si se confirma que Juan Fernando Quintero no volverá a vestir la camiseta amarilla, la Selección perderá mucho más que un jugador: perderá un pedazo de su alma creativa.