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El corredor que se convertirá en el corazón de Medellín

Ricardo Pélaez, uno de los principales gestores de la industria del entretenimiento de la ciudad, se imagina un búlevar que conecta lo que ya existe para hacer de la ciudad una capital del entretenimiento mundial.

  • Panorámica nocturna de Medellín iluminada por los alumbrados navideños a lo largo del río, una tradición que cada año reúne a millones de personas en torno a la luz, el arte y la tecnología. 2022. FOTO: Juan Sebastián Carvajal Beltrán
    Panorámica nocturna de Medellín iluminada por los alumbrados navideños a lo largo del río, una tradición que cada año reúne a millones de personas en torno a la luz, el arte y la tecnología. 2022. FOTO: Juan Sebastián Carvajal Beltrán
hace 44 minutos
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Colaboración especial de Ricardo Peláez Restrepo

El mundo envejece, y Medellín no es ajena
Medellín cumple 350 años y su próximo gran proyecto debe ser el corredor de entretenimiento: un eje urbano que convierta 3,5 kilómetros de las riberas del río en su corazón cultural y económico, y que posicione a la ciudad como capital latinoamericana del entretenimiento.

Afortunadamente, Medellín ya cuenta con iniciativas aisladas, inversiones billonarias a lo largo de su historia e infraestructuras que, de alguna forma, ya funcionan, pero que requieren de un urbanismo que las conecte y articule para multiplicar su impacto. La ciudad debe pensar en el corredor de entretenimiento como un ecosistema integrado que acumule energía alrededor de la exportación cultural.

A lo largo de 3,5 kilómetros lineales sobre el río Medellín, el corredor de entretenimiento no inventa nada: solo conecta y potencia lo existente. Es una invitación a enriquecer la oferta cultural y turística actual entre el Museo de Arte Moderno (MAM), y el Centro de Eventos La Macarena. Además, incide indirectamente en la zona deportiva del Atanasio Girardot, el centro y áreas estratégicas como el campus de la UPB y el barrio Conquistadores.

Tras seis años y tres administraciones, la plaza de toros La Macarena logró en 2024 la aprobación del Decreto 0813, que adopta el Plan Especial de Manejo y Protección La Macarena (PEMP-LM), considerado hoy el más importante formulado en el país. Con ello, el recinto se prepara para ser transformado en una gran arena de eventos con estándares internacionales.

El Teatro Metropolitano, con el apoyo de sus aportantes, anunció el inicio de obra de un nuevo escenario al aire libre; Plaza Mayor trabaja en un master plan para modernizar y ampliar su infraestructura; el Perpetuo Socorro, bajo el liderazgo de Comfama, avanza como distrito cultural; EPM diseña un plan maestro para transformar aún más los alrededores de su edificio principal en un gran proyecto de ciudad; el MAMM se mantiene como ícono de Ciudad del Río, con un terreno del distrito pendiente de desarrollo cultural en esa zona; y Parques del Río se consolida como eje articulador del corredor de entretenimiento y como uno de los desarrollos urbanos más importantes de los últimos años. Un escenario, que es, además de los eventos culturales, quizá el más masivo y multiestrato de la ciudad: la temporada de Navidad.

A estas infraestructuras se suman la intención del distrito de crear un nuevo ícono en el Parque La Paloma; el desarrollo del Plan Parcial de Naranjal, con una vocación más contemporánea; la potencialización y conectividad del cerro Nutibara con Parques del Río y los cerros tutelares; el Plan Parcial del Sagrado Corazón, que, por su ubicación estratégica y su marco normativo, podría convertirse en un distrito de producción audiovisual indoor, y la iniciativa de la Gobernación para sacar adelante el Tren de Cercanías. Cada uno de estos proyectos tiene una agenda propia y aislada: algunos son públicos, privados y otros mixtos, pero todos emergen de la misma fuerza cultural y turística.

Los ecosistemas no se crean de la noche a la mañana ni le pertenecen a un político o empresario en particular. Son fruto del desarrollo de una sociedad pujante, con capacidad de ejecución, que sabe convertir la adversidad en creatividad y desarrollo económico. Medellín no es la excepción.

Algunas infraestructuras dentro del corredor, como La Macarena, fueron construidas hace más de ochenta años. El Metropolitano fue inaugurado en 1987; Plaza Mayor en 2006; el edificio EPM en 1997; Parques del Río 1 en 2015, y Parques del Río 2 en 2019. Incluso la canalización del río Medellín, que data de 1930, es evidencia del proceso histórico de consolidación urbana. Si hace un siglo lo canalizamos para la industria, hoy debemos devolverlo como eje cultural, ambiental y humano del valle.

Ejemplos como Dubái, Las Vegas, Austin, Singapur, Tokio, Barcelona o Ámsterdam demuestran el impacto cultural y económico del entretenimiento. La oferta estimula la demanda: se deben crear la infraestructura y las condiciones adecuadas para que el contenido haga lo suyo.

Las metas de crecimiento turístico de Medellín —de uno a tres millones de visitantes extranjeros— requieren un aumento constante de la oferta cultural. De lo contrario, la recompra no será suficiente y la ciudad encontrará su techo rápidamente o migrará hacia ofertas como la droga y la prostitución, que comprometen el tejido social.

Las industrias creativas

El corredor de entretenimiento es la oportunidad para consolidar una ventaja competitiva y comparativa que ya emergió. Las industrias creativas son hoy la frontera de la competitividad urbana y Medellín está llamada a liderar el urbanismo del entretenimiento.

La ciudad debe consolidar un plan piloto que reúna espacios peatonales sostenibles, que devuelva el espacio a los ciudadanos, que implemente mecanismos de seguridad de última generación, que incentive la movilidad limpia y que diseñe incentivos tributarios capaces de atraer grandes inversiones.
Medellín está en mora de decretar el corredor y conectar físicamente las iniciativas existentes para incentivar nuevos proyectos que mejoren las condiciones biológicas del ecosistema. El urbanismo tiene la fuerza para transformar zonas deprimidas —hoy cooptadas por el microtráfico y la indigencia— en áreas de desarrollo cultural y económico. Al mismo tiempo, valoriza el metro cuadrado de sus alrededores y cualifica nuevos sectores que pueden ayudar a cumplir con el déficit de vivienda de la ciudad.

Con la modificación al Acuerdo 036 de 2017, el Concejo de Medellín aprobó la instalación de vallas digitales y fachadas activas en las nuevas Áreas de Reglamentación Especial —ARE—: una oportunidad adicional para el corredor. Ejemplos como Times Square, en Nueva York —con cincuenta millones de visitantes al año—, demuestran cómo la publicidad exterior, bien gestionada y articulada con el urbanismo, detona desarrollo turístico y cultural de calidad.

Los impuestos potenciales ligados a la publicidad exterior, el PULEP y el ICA, representan fuentes directas de derrama económica para el distrito. Indicadores como los del incentivo tributario y cultural CoCrea demuestran que Antioquia cuenta con la mayor cantidad de proyectos culturales avalados del país, incluyendo varios desarrollos de infraestructura y contenido dentro del corredor.

Si Medellín no evoluciona en infraestructura, el contenido terminará limitado y la aspiración de consolidarse como capital del entretenimiento —ya de por sí ambiciosa— estará condenada.

Bogotá, en cambio, continúa avanzando en la consolidación de una infraestructura integral para el entretenimiento. Proyectos como el Movistar Arena, el Coliseo Live y el Complejo Cultural del Estadio El Campín, que busca articular un nuevo ecosistema de deporte, música, arte y espacios públicos, representa una visión a largo plazo. A esto se suma el Vive Claro Music Center, un recinto al aire libre con capacidad para grandes formatos, que complementa la oferta y posiciona a la capital como epicentro de espectáculos masivos en el país.

Barranquilla, por su parte, ha mostrado una evolución constante en infraestructura turística y cultural, impulsada recientemente por los anuncios de transformación del Estadio Metropolitano y su entorno urbano —como el Malecón y la Luna del Río —EYE—. Solo le falta consolidar un proyecto de arena multipropósito y fortalecer su centro de convenciones para competir plenamente y captar el creciente flujo del Caribe norte.

Cali, mientras tanto, cuenta con una identidad cultural sólida y bien gestionada, lo que le ha permitido transformar su herencia musical, dancística y festiva en una oferta estructurada de exportación cultural. Con la infraestructura adecuada podría entrar de lleno en los circuitos culturales nacionales e internacionales.

La región cuenta con diagnósticos suficientes para decretar las industrias creativas como un pilar de desarrollo cultural y económico para Antioquia. Hoy existimos en la escena internacional del entretenimiento “a pesar de”, pero podríamos dejar de existir si no capitalizamos la oportunidad emergente.

Tenemos un gran reto: definir el verdadero impacto del entretenimiento. Hoy la industria se encuentra segmentada y no consolidada. Es necesario unificar las cifras del sector —música, gastronomía, deporte, cine, teatro, música, videojuegos, medios y contenido digital— en correlación con moda, gastronomía, hotelería, aerolíneas y transporte terrestre, para dimensionar su verdadero impacto en la economía formal, la informal y la oferta turística de la ciudad. El entretenimiento es una de las industrias que más empleo genera en el país. En ciudades como Bogotá y Medellín, ya supera a sectores como la construcción en contribución al PIB.

Tras la pandemia, el entretenimiento pasó de ser una actividad secundaria a convertirse en uno de los principales aportes al PIB y en uno de los cinco principales rubros de gasto de los hogares colombianos. Medellín supera ampliamente a Bogotá en el recaudo per cápita por impuesto a la cultura —PULEP—, aun con infraestructura más deficiente, ventaja que —como se mencionó— podría ser temporal.

Si analizamos el comportamiento de la industria entre 2005 y 2024, vemos un crecimiento promedio superior al 7 % anual, el doble que los sectores tradicionales, y una resiliencia estructural notable que sugiere una estabilidad atípica frente a otros mercados. La industria del entretenimiento multiplicó por cuatro su participación en el PIB en la última década y muestra un crecimiento constante, dos veces superior al de las industrias tradicionales. Con infraestructura adecuada podría alcanzar una participación del 12 % del PIB en las próximas décadas.

Falta decretar y liderar

Es fundamental que el distrito, el Concejo de Medellín, la Gobernación, los empresarios —entretenimiento, turismo, moda, financiero y construcción—, las universidades, las cámaras de comercio, las cajas de compensación, los medios de comunicación, las agremiaciones de ciudad y los ciudadanos de Medellín se involucren y promuevan el desarrollo del corredor.

También es primordial que, dentro de la actual revisión del POT —Plan de Ordenamiento Territorial—, se incluya la propuesta del Corredor del Río, para que la acumulación de energía cultural y económica de la ciudad detone dentro de un marco de planificación urbana.

Así como alguna vez nos atrevimos a construir el Metro, el estadio, los aeropuertos, metro cables o a canalizar el río, hoy debemos atrevernos —desde el sector público, privado y académico— a decretar el corredor de entretenimiento de Medellín.

Ese debe ser uno de los legados de los próximos años: una Medellín que convierte su río en corazón cultural, que conecta sus infraestructuras en un corredor vibrante y que logre consolidarse, con orgullo, como la capital latinoamericana del entretenimiento.

Colaboración especial de Ricardo Peláez Restrepo. CEO y fundador de DGroupe, líder global en entretenimiento con ideas respaldadas por el arte y la ciencia de la imaginación. Ricardo, con más de veinte años de experiencia en el sector, negociador internacional, MBA en Harvard y especialista en Mercadeo de EAFIT, sueña con una Medellín vibrante, creativa y cultural. También es piloto, conferencista y profesor. Su fortaleza: transformar ideas en proyectos que conecten talento, ciudad y futuro.

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