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Algunos aspectos relevantes para negociar conflictos armados

hace 1 hora
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  • Algunos aspectos relevantes para negociar conflictos armados

Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com

Quisiera compartir algunas ideas y reflexiones para pensar en negociar conflictos internos armados, tomando experiencias internacionales y nacionales y reflexiones académicas.

Los analistas de conflictos armados considerar que si bien existen elementos similares en la mayoría de estos conflictos, igualmente cada uno tiene sus especificidades. Así lo ratifica Iñigo Gurruchaga cuando anota,”...el proceso de paz en Irlanda del Norte es un acontecimiento único, que responde a la historia y circunstancias de la región.”

También es necesario escuchar a aquellos analistas y/o negociadores que plantean los elementos comunes a los diferentes conflictos armados, -caso del colega guatemalteco Gabriel Aguilera- quien señala: “La lógica de la negociación se puede aplicar a los conflictos armados. Por consiguiente se puede partir de los siguientes conocidos principios: a. El que las partes solamente aceptarán la negociación si están convencidas de que ya no pueden alcanzar sus objetivos por medios militares. b. El que la negociación podrá tener éxito, solamente si se convencen de que podrán obtener en ella, una parte de los objetivos que originalmente se habían propuesto... c. De que si bien las partes inicialmente se ubican en posiciones totalizantes, pretendiendo alcanzar el máximo de sus objetivos, en el curso de las discusiones se van moviendo, haciéndose concesiones mutuas y finalmente se encuentran, en el llamado ‘punto negociador’...

Es importante destacar que la terminación de un conflicto armado interno, es bastante más complicada que un simple problema de voluntarismo. El problema no es tan sencillo como tener más o menos simpatías, más o menos buena voluntad.

Hay que romper con la tradición de los gobiernos de considerar el diálogo y la negociación como mecanismos para desmovilizar movimientos sociales y entrar a considerarlo como instrumento para resolver las situaciones problemáticas que están en la base de los mismos.

No se trata, en el caso colombiano actual, de negociar solamente la desmovilización de grupos insurgentes o ilegales virtualmente paralizados o descreídos de sus medios y sus fines, ni se trata de imponer las condiciones de rendición a un enemigo derrotado. Sino de negociar con organizaciones que creen, real o supuestamente, que el curso de la confrontación les puede llegar a favorecer, a pesar del precario nivel de aceptación con que cuenten. No se puede pensar que lo único a negociar es el cese de las operaciones militares y la desmovilización de los combatientes, pero con seguridad el que se avance en este campo está asociado a que se avance en los puntos de agenda de negociación acordada. Si de lo que se trata, como parece ser la intención actual en Colombia, de promover algunos procesos de desarrollo regional y para ello es útil los ceses del fuego, entonces hay que pensar que seguramente la desmovilización del grupo armado difícilmente se dará.

“Un acuerdo no es más que un giro en el paso del tiempo. Aun cuando el acuerdo constituya un parteaguas, sus verdaderas consecuencias y duración dependen de desarrollos y cursos de acción política posteriores. Por consiguiente, considerar las negociaciones y los acuerdos como eslabones transitorios de una larga cadena giratoria de cursos de acción política, cuyos segmentos más largos condicionan las negociaciones.” Yehezkel Dror

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