Arabia Saudita y Brasil dieron un golpe sobre la mesa en el Mundial de Clubes. El torneo, que reúne a los mejores equipos del planeta, vivió dos grandes sorpresas con la eliminación de los favoritos europeos: el Manchester City, y el actual bicampeón de la Champions League, Inter de Milán. Los responsables fueron Al Hilal y Fluminense, clubes con trayectorias muy distintas, pero un mismo objetivo: hacer historia.
Al Hilal: el proyecto que empieza a dar resultados
El Al Hilal, campeón saudí que eliminó al Manchester City en el Mundial de Clubes 2025, no es un club tradicional en términos de propiedad. Desde 2023, el equipo es controlado mayoritariamente por el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita, que también posee otros tres clubes locales (Al-Nassr, Al-Ittihad y Al-Ahli), dentro de un ambicioso plan estatal conocido como Visión 2030.
Esta estrategia, impulsada por el príncipe heredero Mohamed bin Salman, busca diversificar la economía y posicionar al país como una potencia global a través del deporte. El PIF, con activos de cientos de miles de millones de dólares, financia grandes contrataciones, estadios y eventos internacionales como el Mundial 2034.
El presidente de Al Hilal, Fahad bin Nafel, ejerce un rol representativo, pero la gestión real responde al proyecto estatal. En la temporada 2024-2025, el club invirtió más de 100 millones de euros en fichajes como Marcos Leonardo, Malcom y Milinković-Savić. Además, firmó al técnico Simone Inzaghi, quien se convirtió en el entrenador mejor pagado del mundo con 25 millones de euros por temporada.
Este modelo les permite ofrecer salarios muy por encima del promedio europeo. La apuesta ha elevado la reputación de la liga saudí, algo que celebró Cristiano Ronaldo tras renovar con Al-Nassr: “Ya estamos entre las cinco mejores ligas del mundo”, dijo, desafiando a quienes subestiman el nivel competitivo del país.
Fluminense: historia y tradición
A diferencia de la estructura empresarial saudí, Fluminense es una asociación civil sin fines de lucro fundada en 1902 por jóvenes de la alta sociedad carioca, entre ellos Oscar Cox. Su sede histórica en el barrio de Laranjeiras fue testigo del nacimiento del fútbol en Brasil. El club se ha mantenido fiel a ese modelo, siendo uno de los pocos en Brasil que no se ha privatizado.
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Aunque no cuenta con los recursos de los clubes europeos o saudíes, Fluminense ha construido una identidad fuerte. Su historia está ligada a la cultura, la inclusión (tras romper con barreras raciales en los años 20) y una visión deportiva que apuesta por la formación.
En el Mundial de Clubes, Fluminense contó con figuras como Thiago Silva y Germán Cano, pero quien brilló fue el colombiano Jhon Arias, figura del partido ante el Inter y uno de los mejores del torneo. Su técnico, Renato Portaluppi, destacó: “Ellos tienen más dinero, pero en el campo somos once contra once”.
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Modelos distintos, mismo resultado
Manchester City, eliminado por Al Hilal, es propiedad del Abu Dhabi United Group, encabezado por el jeque Mansour bin Zayed. El Inter de Milán, que cayó ante Fluminense, es propiedad de Suning Holdings Group, un conglomerado chino. Ambos responden a un modelo de inversión globalizada.
En medio de este panorama, las declaraciones de Kylian Mbappé, que alguna vez dijo que “en Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa”, suenan hoy anacrónicas. El Mundial de Clubes está demostrando que el talento y la pasión también escriben su propia historia.