Georg Riess, a quien se le atribuye el ataque con bombas molotov y armas blancas en el Carolinum-Gymnasium de Ansbach (Baviera, Alemania) en 2009, fue capturado recientemente en Piedecuesta, Santander. Su detención en Colombia ocurrió el 7 de septiembre, tras escapar de un permiso terapéutico en la clínica psiquiátrica donde cumplía una medida de internamiento indefinido en Alemania.
El pasado 16 de agosto, Riess no regresó a la clínica. Ese día tenía autorizado un permiso diurno sin acompañante, concedido como parte de su proceso terapéutico en la unidad forense de Erlangen, en Baviera. La salida buscaba facilitar su reintegración social bajo condiciones controladas, pero se convirtió en la oportunidad que utilizó para evadir su internamiento indefinido.
La ausencia fue reportada y las autoridades regionales lo declararon prófugo. En un inicio, la búsqueda fue discreta: los médicos de la clínica y la policía consideraban que no representaba un peligro inmediato para la población, aunque el recuerdo de su ataque escolar en 2009 generó alarma pública cuando la noticia trascendió.
Pero al confirmarse que Riess había abandonado Alemania, la policía bávara, en coordinación con el Buró Federal de Investigación Criminal (BKA), solicitó a Interpol la emisión de una circular roja para facilitar su captura en el extranjero. Con esa medida se activó la cooperación internacional y se verificaron posibles contactos que pudieran ayudar a ubicarlo.
La investigación arrojó que Riess había viajado a Sudamérica.
Con apoyo de la Policía Nacional, agentes especializados lograron ubicarlo en Piedecuesta, Santander; lo capturaron y fue deportado a Alemania, donde fue reingresado en la clínica forense bajo estrictas medidas de seguridad.
¿De qué se le acusa a Georg Riess?
El 17 de septiembre de 2009, aproximadamente a las 8:30 de la mañana, Georg Riess, de 18 años y estudiante del Carolinum-Gymnasium, ingresó al plantel con un hacha, varios cuchillos y bombas molotov que había preparado.
Entérese: Video evidencia el brutal crimen contra una refugiada ucraniana en un tren de Charlotte, Estados Unidos
Llevaba, al menos, tres artefactos incendiarios y, siguiendo un plan previamente concebido, los encendió y los lanzó dentro de aulas del noveno y décimo grado, iniciando incendios que generaron humo y pánico entre los alumnos.
Al menos 15 personas resultaron heridas, entre ellas dos en estado crítico: una alumna con quemaduras graves por los incendios y otra con traumatismo craneal tras recibir golpes de hacha.
También resultaron lesionados otros estudiantes y al menos una docente mientras se realizaba la evacuación.
El juicio y la condena de Riess
El proceso contra Georg Riess comenzó en abril de 2010 ante el Tribunal Regional de Ansbach, ciudad donde quedaba el colegio.
La Fiscalía presentó una acusación de 47 cargos de intento de asesinato, que correspondían al número de personas que puso en peligro de muerte durante el ataque; además de incendio premeditado especialmente grave y ataque a agentes de policía.
Las audiencias se realizaron a puerta cerrada, dado que Riess aún era joven al momento de los hechos. En el proceso se conoció que había planificado el ataque con anticipación y que había documentado sus intenciones en diarios.
Los fiscales lo describieron como alguien con un perfil narcisista y carente de empatía, que había buscado notoriedad a través de la violencia y que no mostró señales de arrepentimiento.
El 29 de abril de 2010, el tribunal lo declaró culpable de todos los cargos. La sentencia impuso la máxima pena contemplada por la ley juvenil alemana, equivalente a nueve años de prisión, además de una medida de internamiento psiquiátrico indefinido.
Desde entonces, Georg Riess permaneció internado en un hospital psiquiátrico especializado de Erlangen, en Baviera, bajo la medida de seguridad de custodia indefinida.
Tras cumplir la pena juvenil de nueve años, su permanencia quedó sujeta a revisiones médicas periódicas que justificaban su tratamiento cerrado. Con el tiempo, y como parte de su proceso terapéutico, se le concedieron permisos de salida supervisados.
Fue en uno de esos permisos, el 16 de agosto de 2025, cuando no regresó a la clínica, iniciando la fuga que culminaría con su captura en Piedecuesta, Santander, semanas más tarde.
Le puede interesar: Incendio en Rincón del Mar, Sucre, dejó 10 cabañas destruidas y millonarias pérdidas