Ángela María Buitrago –ministra de Justicia– en su pasado como fiscal se enfrentó a políticos con nexos paramilitares y se atrevió a investigar a generales que parecían intocables dentro de la Fuerza Pública. La apodaban como “La fiscal de hierro”.
Este jueves, sin embargo, reconoció que perdió la batalla contra las redes clientelistas que se habría tomado el Gobierno de Gustavo Petro: renunció.
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La carta de su salida está firmada desde hace un mes. El pasado 12 de abril se sentó a escribir, “de a poco”, las líneas en las que le denunciaba al presidente la injerencia de terceros en su cartera.
“Hice llamadas, envié mensajes, intenté reunirme con el presidente para contarle, pero no fue posible. Ante la prolongación de sus viajes, preferí pasar mi carta de renuncia de inmediato”, señaló Buitrago.
En efecto, este 15 de mayo se conoció la carta de renuncia irrevocable de la ministra de Justicia. Estará en la cartera hasta el 1 de junio: duró once meses en el cargo.
“Mis actuaciones no dependen de influencias, ni amenazas, persuasiones, ni interferencias o intereses políticos”, se lee en la carta de renuncia.
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Detrás de esas presiones estarían dos personajes que, hace poco llegaron a la cabecera del Gobierno, pero que se han convertido en funcionarios protagónicos: Armando Benedetti, ministro del Interior y Angie Rodríguez, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).
El primer atisbo de irregularidad asomó el 11 de marzo pasado. Ese día la ComisiónSéptima del Senado hundió virtualmente la reforma laboral.
Entonces llegó la aparente represalia. Benedetti cogió el teléfono y le pidió a Buitrago sacar al entonces director de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC).
Se trataba de Ludwing Valero Sáenz, un abogado que habría llegado a ese cargo por recomendación de Miguel Ángel Pinto, senador de la Comisión Séptima.
“Sacaron a una persona, que además no traje yo, él ya estaba allí y conocía bien el sector. Lo sacaron no sé por qué. En estos momentos, en esa área tan importante no hay un titular con la capacidad y conocimiento para manejar la USPEC”, apuntó la ministra en diálogo con Caracol Radio.
Buitragó narró que se opuso a salir del director de la USPEC. Entonces, Angie Rodríguez procedió. Llamó a Valero Sáenz y el 12 de marzo la carta de renuncia ya estaba radicada, firmada y aceptada.
La ministra aseguró que Benedetti y Rodríguez le pidieron abrirle espacio en esa institución a unos personajes que no cumplían con los requisitos mínimos para acceder a ese cargo público. Devolvió todas las hojas de vida y nombró un reemplazo provisional.
Hoy la USPEC está bajo la dirección encargada de Fidel Ignacio Espitia, director del área de Gestión Contractual.
“Las personas prestan un servicio y no son simplemente muebles que usted quita y pone. Hay que mirar los resultados y, desde ese punto de vista, también sus capacidades”, apuntó Buitrago.