Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Por Rubén Darío Barrientos G. - opinion@elcolombiano.com.co

Quintero, El Reseteador

hace 3 horas
bookmark
  • Quintero, El Reseteador
  • Quintero, El Reseteador

Por Rubén Darío Barrientos G. - opinion@elcolombiano.com.co

Uno de mis amigos, cuando le comenté acerca del personaje y enfoque de esta columna, me escribió sin ambages: “No le hagas eco a Quintero, eso le da votos; es lo que él busca, que hablen de él y hacerse visible. El populismo genera un efecto mariposa y eso ya está inventado. También caíste en sus garras”. Sin embargo, le respondí: “Al imputado Quintero, hay que combatirlo. Su argucia es maquiavélica: “Hay que resetear el sistema”. Para La Silla Vacía, “Quintero tiene la retórica del presidente Petro, pero con esteroides”. Garrapatea que ha vivido una persecución política. Es caradura, sangre fía y después de tanta denuncia nadie se explica por qué anda libre.

En Rusia, en el siglo XIX, tuvo eclosión un movimiento narodnichevesto, que se traducía como de populismo y que no era nada distinto a una corriente antiintelectualista del socialismo no marxista que se enfilaba a conectar con los campesinos y que, por antonomasia, buscaba “ir hacia el pueblo”, en pos de una revolución social. Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega, López Obrador y Gustavo Petro, son una muestra médica de populistas zurdos. Volviendo al tema, por estas tierras tenemos también un populista con retórica política: Daniel Quintero Calle.

El exalcalde de Medellín y precandidato presidencial, manifiesta que va a cerrar el Congreso en el 2026 y que llamará a una Constituyente (me suena-me suena), porque quiere resetear la política en Colombia. Evocando a Ernesto Samper, dice: “aquí estoy y aquí me quedo”. El 15 de abril de los corrientes, destiló más bilis y dijo que también iba a cerrar el Concejo de Bogotá —órgano al que tildó de albergar a un montón de pendejos—. Gustavo Bolívar, su émulo de apetitos, lo motejó de autoritario y aseveró que la suya era una propuesta dictatorial y, que lo correcto, era cambiar a los congresistas pues el Congreso no tiene la culpa de lo que pasa.

Además de que Quintero tiene un “rabo de paja” de envergadura, ya hizo pública también su irresponsable idea “presidencial” (cuando nada dependería de él) de cerrar las notarías, suprimir las cámaras de comercio, eliminar las fotomultas, acabar con los peajes cada 5 kilómetros, no sin antes garantizar que también iba a pulverizar las curadurías. Es evidente que, para terminar la función notarial, se requiere que el Congreso apruebe una ley que establezca un nuevo marco legal para la autenticación de documentos y actos jurídicos. Para volver añicos las Cámaras de Comercio, se precisa un carrobomba que derogue la Ley 1727 de 2014. Otro tanto, para borrar las curadurías. Y, claro está, para acabar con los peajes resulta menester triturar la Ley 105 de 1993 y eso sin adentrarnos en los contratos de concesiones viales que son inviolables.

Quintero, quien tiene mucha plata para hacer campaña presidencial, se “craneó” eso de resetear la política. Un eufemismo que se suma a ese manual para ingenuos. Lo que no puede negarse, es que Quintero Calle es un sujeto sagaz, astuto, ladino, perspicaz, arrojado, listo, taimado, avivato y otras doscientas cosas más. Empero, tanta “virtud” no le alcanzará para saborear las mieles del primer cargo del país, pues su gasolina de avión solo tanqueará para defenderse de tanta vaina que le taladra y respira en la nuca.

Sigue leyendo

Por Rubén Darío Barrientos G. - opinion@elcolombiano.com.co

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD