Los lobos huargos no existen. Son criaturas ficticias que nacieron de la mente brillante de George R. R. Martin y que son vitales en la Tierra media, lugar en el que se desarrolla su saga de Juego de Tronos.
Martin ha explicado que sus lobos –los de sus libros y la serie– son más grandes y más fuertes que los lobos normales. Quizá los lobos que acaban de nacer, con rasgos genéticos de los extintos lobos terribles, puedan parecerse un poco a sus huargos.
“Bienvenidos al Día del Lobo Huargo”, escribió Martin en su blog. Acto seguido publicó un articulo de Business Wire que explica todo el proceso que el equipo de Colossal Biosciences realizó para poder darle vida a estos lobos con material genético de una especie extinta hace cerca de 13.000 años.
La experiencia de conocer a estos lobos fue emocionante para el autor y primero agradeció a Peter Jackson, “quien me llamó desde Nueva Zelanda con la misteriosa sugerencia de que llamara a un hombre llamado Ben Lamm, que tenía algo enorme que quería compartir conmigo. Peter había hecho un juramento de silencio, así que no pudo compartir el secreto conmigo, pero pude percibir la emoción en su voz, así que llamé. Y, maldita sea, me alegro mucho de haberlo hecho”, contó.
Para Martin, este tipo de lobo es bien especial: “De niño, ni siquiera me permitían tener un perro, y mucho menos un lobo. Pero visité los Pozos de Alquitrán de La Brea en Los Ángeles hace unas décadas, y cuando vi su exhibición de lobos terribles, cuatrocientos cráneos dispuestos en una pared, algo se conmovió en mi interior. La mayoría de mis lectores habrán oído la historia de cómo, mientras escribía una novela de ciencia ficción en el verano de 1991, me vino a la mente una escena, el primer capítulo de Juego de Tronos, donde encuentran a los cachorros de lobo huargo en la nieve del verano. ¿De dónde salió eso? ¿Por qué me cautivó con tanta fuerza? No tengo ni idea. Pero me atrapó tanto que dejé la otra novela a un lado y empecé a escribir Canción de hielo y fuego. Los lobos huargos fueron una parte fundamental. Sin ellos, Poniente no existiría”, precisó.
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Para Martin, esta noticia ha sido demasiado importante. “Debo decir que el renacimiento del lobo huargo me ha conmovido como ninguna noticia científica lo ha hecho desde que Neil Armstrong caminó sobre la Luna” y concluyó que con estos avances aún quedan por venir el mamut lanudo o el tigre de Tasmania.
Cabe aclarar que este lobo no es un clon exacto de los lobos terribles, sino una “copia funcional”: “Colossal fue capaz de diseñar la variante del lobo terrible en nuestras líneas celulares de lobo modernas como uno de los 14 genes desextintos por nuestro equipo”.