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Siempre pueden confiar
en la tibieza de Fajardo
Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co
El 21 de marzo de 2022, más de dos meses antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de ese año escribí la columna: “No le coma cuento a Fajardo y a Petro, son muy parecidos”. En ella hablé de los ninipolíticos, “esos carentes de ideas sólidas que no son ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, aunque posan de “sesudos alternativos”, que se creen: “impolutos y monopolistas de la decencia” y juran ser “la solución del país porque no son ni de un extremo ni del otro, ni de nada, finalmente.”
Anticipándome a lo que sucedería luego de la primera vuelta, advertí en ese momento: “Si Fajardo, ahora encabezando una borrosa agrupación y dueño de una soberbia con esteroides, por no resultar ser uno de los ganadores en primera vuelta, decidiera recomendar a sus seguidores votar en blanco o abstenerse, sería el artífice de una canallada. ¡Eso no es “neutralidad”, eso es “complicidad” con el candidato marxista! ... Los seguidores de Fajardo no deberían ser cómplices del colapso de Colombia, así su jefe quisiera pasar a la historia como un secuaz “involuntario” de Petro.” Y así fue, Fajardo, disfrazando su soberbia, optó por hacerse el neutro. Pueden apostar por él, su tibieza es consistente en el tiempo y con certeza siempre le falla al país.
Hace unos días, cuando el marxista alucinado que desgobierna a Colombia quedó incluido en la lista Clinton, Fajardo, habitante sempiterno de las peligrosas aguas del mar de la tibieza, dijo que criticaba el mal gobierno de Petro, pero no “creía” que “sea una persona involucrada en el mundo ilícito”. Esta absolución fundada en pruebas que sólo Fajardo parece conocer, y que bien haría en enviárselas a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE. UU. para que no continúe difamando al “señor de las bolsas”, fue recompensada con una flor que el “falsamente acusado” envió a “Sergio, un hombre decente”.
En el capítulo XXI de El Príncipe, Nicolás Maquiavelo indica que: “los príncipes irresolutos, para evitar los peligros presentes, siguen la más de las veces el camino de la neutralidad, y las más de las veces fracasan”. Que Fajardo vuelva a fracasar en su terca aspiración a ser presidente no es un riesgo exclusivo para su ego inflado, sino una amenaza al futuro del país, porque los votos que en las elecciones del 2026 le otorguen sus seguidores y quienes siguen considerándolo como alguien sensato, neutro y representante del inexistente “centro”, aunque su corazón siempre resulte finalmente al lado “izquierdo” así lo intente disimular, son votos perdidos que le hacen un enorme favor a Petro, y en esta ocasión a Cepeda.
El país está bajo ataque y en riesgo de colapsar si el marxismo disfrazado de progresismo, usando todas las formas de lucha, continúa en el poder. Cuando el esfuerzo que usted y sus ancestros han hecho para progresar y hacer un país mejor está en peligro de resultar en vano, y la probabilidad que sus hijos vivan en una dictadura sea alta, la tibieza no es sensatez ni prudencia, es complicidad repugnante.