Trece Mundiales con diez títulos generales hablan de lo que significa Elías del Valle para el patinaje colombiano. Desde que llegó en el 2000 a dirigir la Selección nacional acumula 296 medallas de oro. Y aunque en el 2006 fue relevado de su cargo regresó en el 2010 para devolverle el nombre y el prestigio a este deporte en el mundo.
Con los deportistas es más que un padre, los escucha, comprende, motiva para que sean mejores cada día y les enseñó su filosofía de vida, defender la identidad nacional en el mundo. Y les exige.
“Una cosa que no le permito a ninguno de mis dirigidos es portar uniforme, gorra o cualquier distintivo de otro país, somos los mejores del mundo y eso se hace respetar, portando bien el tricolor”, argumenta el cartagenero que sin titubear afirma que va por su título once a China.
“En los 90’s los colombianos hacían fila para ver a los corredores de otros países, pero con los triunfos nos ganamos ese respeto y ahora son los de afuera quienes se ubican en las graderías para ver, incluso, los entrenamientos de Colombia; nos exaltan por la estructura que tenemos con fisioterapeutas, nutricionistas, médicos deportólogos, técnicos y patinadores. Este es un grupo muy completo y de alto nivel que todos quieren imitar”.
Los años de experiencia le han permitido convertirse en un entrenador más tranquilo, sereno y hasta aplomado en las competencias. En el 2006 prefirió irse de la Selección al aceptar cosas con las que no estaba de acuerdo y aunque poco habla sobre el tema se le nota algo de dolor, pues defender los colores del país es algo que lleva desde que era patinador.
Durante esos años no se quedó quieto, porque le llegaron propuestas de varias partes y ahora con orgullo argumenta que su labor en Ecuador y Venezuela dio frutos a largo plazo. Vaarios de sus dirigidos se convirtieron en campeones, en medallistas mundiales y en entrenadores que continuaron su legado.
Algunos chicos de Ecuador ahora son entrenadores de varias provincias en ese país, al igual pasó en Venezuela, donde sus dirigidos se han destacado en torneos internacionales y el nivel subió bastante.
Y aunque destaca que en la Selección hay patinadores con excelentes condiciones, su preferida y la niña de sus ojos siempre será Cecilia Chechi Baena, quien “marcó el antes y el después del patinaje nacional”, argumenta orgulloso. Él la formó y la vio crecer. “La admiro por abrir puertas en Europa, por ser lo que es, por hacer grande el patinaje. Ella puso un punto alto y fue ejemplo para que muchos jóvenes siguieran su ejemplo y dejaran tras cosas para poder salir adelante”.