A la congresista Susana Gómez Castaño –mejor conocida como Susana Boreal y quien hoy está en el centro de una dura polémica política y mediática por presunto maltrato laboral–, le acaban de atinar un nuevo golpe que vuelve a poner en entredicho la bandera de mérito con la que se eligió el Pacto Histórico del presidente Gustavo Petro. Se conoció que, pese a no cumplir los requisitos, contrató a su expareja en su equipo de trabajo, con una remuneración que supera los $9 millones mensuales.
Pese a las nuevas denuncias, la congresista antioqueña negó cualquier señalamiento y dijo ser víctima de violencia política por su condición de “mujer, joven y artista”.
Las revelaciones más recientes salpican precisamente al coordinador de su UTL (Unidad de Trabajo Legislativo), quien también hace las veces de asesor político y estratega. Se trata Christhian David Guzmán, a quien diferentes voces que trabajaron en la campaña de la ahora congresista señalaron como su pareja sentimental y que hoy por hoy recibe un salario por encima de los $9 millones. Todo ello, pese a que no concluyó su carrera profesional en Ciencia Política. Inclusive, se conoció que fue expulsado de la Universidad Nacional por bajo rendimiento académico.
“Mi relación con él es de amistad, no es mi novio (...) Mi vida personal se ha visto demasiado expuesta, son cosas que yo ni siquiera debería estar explicándole a la gente. Me han inventado todo tipo de chismes y calumnias”, se defendió Gómez en diálogo con la W Radio después de guardar silencio por más de 24 horas.
Según la congresista –que fue reconocida públicamente porque lideró un grupo de artistas que hicieron una protesta simbólica durante el Paro Nacional de 2021 en el Parque de los Deseos en Medellín–, no hay impedimento para que Guzmán haga parte de su UTL, pues cursó al menos dos años de estudios universitarios (como dice la norma) y certificó un año de experiencia laboral de la mano del exsenador Gustavo Bolívar.
“Él hizo cinco semestres de ciencia política y certificó la experiencia con Bolívar. Tenía una relación de asesoramiento con él desde 2016. Es curioso que a personas dentro del movimiento social les pidan certificados. El movimiento social no da certificados. Es una postura muy clasista pensar que solo las personas que pueden entrar a estos lugares son quienes han ido a grandes universidades o han tenido cargos públicos”, declaró.
EL COLOMBIANO accedió al historial académico de Guzmán, quien cursó cinco semestres de Ciencia Política; sin embargo, obtuvo bajas calificaciones y terminó expulsado por “bajo rendimiento” de la Universidad Nacional, sede Medellín. “El tipo era un revoltoso. Siempre buscaba la manera de sabotear las clases desde el discurso. Tuvo unos períodos en los que no asistía a clases y tampoco presentaba trabajos”, le relató a este diario una de sus compañeras de clases que pidió reservar su nombre.
“Las veces que iba a clases era más que todo para interrumpir, insistía en saber más que los profesores. Esa era unas de sus excusas. Decía que él ya contaba con conocimiento”, reseñó otro compañero de Guzmán, quien también fue vocero del paro que en 2018 lideraron varias universidades públicas por problemas de financiación.
Frente a ello, la congresista defendió que el joven “tenía muy buenas notas”, pero debido a “una serie de situaciones personales” acreditadas por bienestar universitario terminó abandonando la carrera. “Quisiera contar algo personal. Por ejemplo mis notas son muy diferentes antes del feminicidio de mi hermana y después de eso”, agregó Boreal.
Por otro lado, la representante se refirió a las denuncias de al menos tres personas que trabajaron en su campaña y que denuncian que nunca recibieron las condiciones laborales que exige la Ley. “Duré más de un año sin un contrato, sin una EPS (...) sin un pago digno”, dijo el usuario de Instagram @elnegroopress. Según el testimonio, varios de los empleados de Boreal trabajaron durante un año completo sin recibir ningún tipo de pago. “Ella nos decía que primero había que pagar las deudas de campaña para luego recibir un pago por nuestro trabajo, pero hasta la fecha que renuncié no hubo ningún dinero... Fue un trabajo indigno”, aseguró.
A este reclamo se sumó el de Juan José Yala, un joven que trabajó en la campaña de la ahora representante y quien alertó que, además de ser sometido a malos tratos, no le pagaron por su trabajo. “Fue una campaña llena de precarización y maltratos psicológicos (...) me pusieron a llevarles agua, arreglar sillas, comprarles algo de comer y hacer manualidades sin descanso. Todo sin ningún tipo de pago y con tratos que llegaban al punto de que era un inepto, un incapaz y que no servía para nada”, reveló el joven.
Frente a ello, la representante a la Cámara declaró que se trató de voluntarios de su campaña y que nunca les prometió un puesto o algún tipo de retribución económica. “Jamás le he prometido a nadie un puesto. Nunca he prometido nada de dinero. Yo nunca prometí nada (...) Me han llegado muchísimas peticiones de personas que dicen que por haber trabajado (conmigo) merecen un lugar (en mi UTL). Moralmente, a mí eso me contraria mucho. Yo no trabajo así. No creo en el clientelismo”.
La representante concluyó diciendo que, desde su llegada al Congreso, ha “sufrido muchísimo” y ha sido violentada políticamente. “Me han tratado muchísimo de bruta. Una mujer joven como yo, artista, les estorba. No hago política tradicional (...) me han inventado que yo me acosté con hombres por estar en la lista a la Cámara”.