No hay rastro, pista o huella que refleje la ubicación de Tatiana Alejandra Hernández, la estudiante de Medicina que lleva más de un mes desaparecida en extrañas circunstancias. Las autoridades de Cartagena han agotado todas las alternativas de búsqueda con equipos inteligentes y rastreo de los móviles de la joven para encontrar alguna señal.
La incertidumbre se incrementa para sus padres y amigos, quienes desconocen si ella está viva, secuestrada o muerta. Lucy Díaz, la mamá de Tatiana, no pierde las esperanzas de encontrar a su hija con vida y continúa entregando folletos en las calles de La Heroica para dejar una memoria visual en los transeúntes. Carlos Hernández, el padre, hace la tarea de hablar para los medios comunicación a fin de que todo el país recuerde el rostro de su hija.
No era la primera vez que Tatiana se sentaba en los espolones cerca al Hospital Naval de Cartagena para tomar un poco de aire después de una jornada agitada, pues era su única manera de encontrar paz ante el caótico mundo de la medicina. Por eso, la señora Lucy cree que su hija ya estaba en la mira de terceros que sabían muy bien los movimientos que ella hacía en sus tiempos libres.
Algunos expertos afirman que, en caso de que Tatiana haya caído al mar, la salinidad y la misma marea ya hubiera entregado alguna señal sobre su cuerpo... pero nada de eso ha ocurrido.