La identificación de tres estaciones de gasolina en enclaves del narcotráfico permitió descifrar una estrategia de las disidencias de las Farc para abastecerse de hidrocarburos en los sitios alejados de los cascos urbanos.
En la Operación Valkiria, ejecutada en coordinación por la Fiscalía y el Ejército, fueron capturados tres propietarios y administradores de estos negocios, señalados de trabajar para el frente Jaime Martínez del Estado Mayor Central (EMC) de las Farc, que delinque en la frontera de los departamentos de Valle y Cauca.
Se trata de Dairo Segura Díaz, representante legal de las estaciones de servicio La Cabaña y La Liberia, ubicadas en el corregimiento La Liberia del municipio de Jamundí (Valle); Faber Gabriel Noguera Castillo, dueño de la estación San Isidro, localizada en la vereda del mismo nombre, en el municipio caucano de Morales; y Cris Johanna Madroñero Guzmán, presunta encargada de las finanzas de la red ilegal.
Nelson Escobar, jefe de la Dirección Especializada de la Fiscalía contra Organizaciones Criminales, comentó que, además de las fuentes humanas, fueron las compras sospechosas de las gasolinerías las que despertaron el interés de los investigadores, que rastrearon sus movimientos entre 2022 y 2024.
En ese rango de tiempo, movieron un volumen de hidrocarburos similar al de los establecimientos ubicados en las capitales de esos departamentos, Cali y Popayán, a pesar de estar en veredas con escasa población y baja circulación de vehículos.
Escobar detalló que la estaciones La Liberia y La Cabaña apenas estaban separadas por 700 metros de distancia, abasteciendo supuestamente a unos 800 habitantes, y registraron un alto volumen de compras de 1’176.774 galones de combustible.
Algo similar se observó en la estación San Isidro, localizada en una vereda de 600 residentes, la cual invirtió $6.408 millones de pesos en la adquisición de un millón de galones. La mayoría de esos insumos eran desviados para la disidencia terrorista, según la Fiscalía.
El general Royer Gómez, jefe de Operaciones del Ejército, relató que el frente Jaime Martínez usaba los hidrocarburos provenientes de esas estaciones para sus procesos de producción de cocaína, minería ilegal y movilidad de sus medios de transporte.
Es importante recordar que la gasolina es utilizada en los laboratorios de producción de alcaloides como solvente de la hoja de coca.
En áreas como Nariño, Meta y Arauca, donde hay oleoductos de Ecopetrol, las mafia suelen perforar la tubería para extraer el combustible, pero en los territorios montañosos de Cauca y Valle, la estrategia para ser esta que detectaron en la Operación Valkiria.
Según los mapas de monitoreo de cultivos ilícitos de la ONU, en la región en la cual delinque el frente Jaime Martínez hay cuatro enclaves de narcotráfico cercanos: Timba-Jamundí-Buenos Aires, con 1.436 hectáreas de coca; El Naya, con 1.390 hta; Argelia-El Tambo, con 10.099 hta; y Timbiquí-Saija, con 170 hta.
Un enclave esta formado por territorios estratégicos en los que confluyen todos los eslabones de la cadena del narcotráfico: cultivos, laboratorios para el procesamiento, centros de acopio y plataformas de transporte (rutas fluviales, corredores terrestres o pistas de despegue).
La minería ilegal se realiza en la cuenca del río Naya y el cañón del Micay, donde los disidentes emplean los hidrocarburos para poner a andar las dragas y la maquinaria pesada empleada en la extracción del oro y otros minerales.
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