La exalcaldesa de Bogotá Claudia López emprendió desde junio una tarea compleja: recoger al menos 635.000 firmas a lo largo del país buscando legitimar su propia campaña presidencial y unirse al cada vez más creciente partidor en carrera por llegar a la Casa de Nariño a partir del 7 de agosto de 2026.
De visita en Medellín, la también exsenadora habló con EL COLOMBIANO y denunció que el Gobierno de Gustavo Petro está promoviendo la “traquetopolítica”, un supuesto esquema de gabelas a diferentes actores armados y criminales a cambio de lo que serían votos para el Pacto Histórico.
Por ello, López advierte que “después de derrotar a Petro, recuperar la seguridad es lo más importante”. En esa línea, crítica con dureza la política de paz total, reclama que el mandatario “no hace ni deja hacer”, y pide dejar de lado el sectarismo: “La gente está buscando una alternativa a la decepción de Petro y al pasado del uribismo”, remata la exalcaldesa, que le respondió también a quienes la vinculan con el petrismo.
La travesía que usted está realizando por Colombia es impresionante. Uno ve sus redes sociales y parece estar en un viaje superintenso, desde el Orinoco hasta Urabá. ¿Qué está haciendo exactamente en este recorrido?
Estoy haciendo un recorrido por Colombia. Usted me conoce, soy una mujer estudiosa, medio nerda y me he preparado mucho para el servicio público. Pero el mejor doctorado en la vida es la calle, es recorrer los barrios, las comunidades y las empresas. He visitado muchas empresas y proyectos comunitarios, como asociaciones de productoras de plátano, gente que hace ecoturismo en San Juan, y pescadores preocupados por la erosión costera en Arboletes.
¿Cuántos municipios ha visitado hasta ahora?
Desde febrero de este año, he recorrido 205 municipios en 29 departamentos. Mi meta es ir a los 32 departamentos y a 300 municipios. Soy una mujer de metas que se cumplen. Me faltan Chocó –que voy en 15 días–, Putumayo –en un mes– y San Andrés. Respecto a los ríos, he estado en el Amazonas, en Magdalena, Guaviare y Vaupés.
¿Qué ha visto en Colombia? Yendo al terreno las cosas cambian, ¿cómo ve la situación?
Son tres cosas. Por un lado, la gente es muy berraca. Uno sale optimista y energizado, porque siempre hay gente siempre echando para adelante, haciendo un proyecto productivo, sacando su plátano u organizando algo de ecoturismo. Todo esto en medio de muchas dificultades. Las familias, las mujeres y las regiones te devuelven la fe en la vida.
Sin embargo, por otro lado la gente está atormentada por la inseguridad y la extorsión a donde usted vaya: desde los ganaderos de Casanare hasta los comerciantes de Soledad. Incluso, para vender huevos y arepas en comunas de Medellín hay extorsión. Esto es una calamidad, y no contentos con traficar cocaína y oro ilegal, también extorsionan a todo el mundo. Eso es un dolor para la gente.
En segundo lugar, he visto municipio tras municipio las escenas más dolorosas que se pueda imaginar. Es gente llorando porque no le entregan un medicamento. Porque su mamá tiene cáncer y le dilatan el tratamiento. Yo soy sobreviviente de cáncer. Si a mí en 2013 no me hubieran operado en cuestión de semanas y no me hubieran hecho mis radioterapias, tal vez no estaría acá sentada.
Ver a un señor hecho y derecho, un campesino de 70 años, llorando porque tiene cáncer de próstata y padece un dolo insoportable. Es de las cosas más dolorosas, que un señor de esa edad, campesino, llore en un parque porque tiene ese dolor.
Yo fui alcaldesa durante la pandemia y me consta que el sistema no era perfecto, pero nos salvó y nos vacunó hace cinco años. Todos le dábamos las gracias a médicos y hospitales, pero ahora están quebrando. No le pagan a la EPS; la EPS no le paga al hospital; en hospital no entrega la cita, y el otro niega medicamentos. Es una cadena dolorosa en todo el país.
En resumen, la inseguridad está disparada y la salud está muy mal, y la gente está emberracada. Me dicen, ‘no pues Claudia, gracias por venir’. Eso es típico. Le cuentan a uno el lío de la salud, la seguridad, el emprendimiento que está haciendo, el trabajo. Al final dicen ‘ojalá sea presidenta, gracias por venir a mi municipio, pero por favor vuelva. No nos deje solos’.
¿Por qué está tan molesta la gente, según lo que usted percibe?
La gente se siente sola. Dicen: ‘Mientras uno está aquí viendo cómo saca su ganado, vende sus flores, su plátano, que los bandidos no le recluten a su hijo o le quiebren el negocio’, uno prende el televisor y solo ve un poco de hombres políticos matándose entre ellos en Bogotá y nadie habla de lo que importa, como tener agua y alcantarillado, o evitar el reclutamiento criminal. La gente siente que sale adelante, pero solos, y que si tuvieran un poquito de ayuda les iría mucho mejor.
Siempre se ha dicho que Gustavo Petro tiene bases y apoyo en estos sectores rurales. ¿Usted sintió ese apoyo hacia él o la gente está en otra sintonía?
Lo hay. No lo voy a negar. Le cuento mi ‘estadística de la calle’. Hay cinco o seis personas que no tienen ni idea siquiera que uno está recogiendo firmas y está complemente desconectada de la política.
Siempre hay un petrista bastante beligerante. De vez en cuando hay un uribista, que debo decir es mucho más tranquilo y respetuoso. Y hay dos o tres felices de que uno fue. Entonces, hay dos o tres informados muy amorosos, un petrista muy beligerante y alguno de otro candidato, usualmente alguien más de derecha. Pero la mitad de la gente está desconectada, mamada y aburrida de la política y de las peleas.
Quiere ser presidenta y, por ejemplo, ve el tema de la extorsión tan propagada, ¿qué haría usted como presidenta?
Tengo tres acuerdos que creo que Colombia necesita con urgencia. Uno es seguridad y justicia, porque entre la impunidad, la extorsión y la corrupción están matando a Colombia. Necesitamos un acuerdo social, porque la gente necesita que le recuperemos la salud. Hay que llegar a crear un fondo que salve hospitales y clínicas.
A propósito de salud, ¿usted volvería al sistema como estaba?
Pero si es que yo lo manejé. Hay cosas que corregirle, pero no implica volverlo todo público o estatal. Permítame le digo también que la gente necesita educación con opciones de trabajo o emprendimiento para los hijos, y cuidado para las mujeres.
Fui la primera mujer alcaldesa de Bogotá y las mujeres trabajamos más, ganamos menos y estamos más pobres. Eso no tiene ninguna lógica y nos pasa porque tenemos que cuidar a los niños y mayores, cocinar, lavar y planchar. Si tenemos un hijo en condición de discapacidad sacrificamos todo por cuidarlo. Nadie nos paga nada por eso, ni nadie nos ayuda. Hasta que creamos las Manzanas del Cuidado en Bogotá, que yo quiero expandir a todo Colombia. Ese acuerdo social de salud, trabajo, educación y emprendimiento es crucial.
Y el tercer acuerdo es desarrollo regional sin corrupción. Santa Marta, la ciudad más antigua no solo de Colombia, sino de toda América, que acaba de cumplir 500 años, no tiene acueducto. En lugares como Carmen de Bolívar, Mompox o Arboletes no hay alcantarillado. No tener alcantarillado –qué pena– es vivir entre la mierda. No hay sistema de salud que te vaya a curar no tener agua limpia y vivir entre aguas negras.
Usted habla de acuerdos para combatir la corrupción. ¿Quiénes se pondrían de acuerdo y cómo se financiaría esto?
No tengo el menor interés de poner de acuerdo a los políticos ni a sus maquinarias, ni a sus partidos, ni a la izquierda, derecha o centro. Eso no resuelve nada a nadie. Mi interés es poner de acuerdo a las mujeres, a sus familias y a las regiones, que es donde está la gente que, de verdad, trabaja, no mata a nadie y trata de salir adelante. El acuerdo es con ustedes, con quienes queremos que le vaya bien a su mamá y a sus familias, lo cual nos une. Todos nos sentimos muy orgullosos de ser de nuestras regiones, cachacos, paisas, llaneros o costeños. Eso sí nos une.
Pero, ¿cómo? Yo de uribista no tengo un pelo. Hay que derrotar al de Petro y hay que derrotar al de Uribe. Petro porque no lo ha hecho bien y Uribe porque es el pasado. Con tal de sabotearse y matarse entre ellos no nos dejan avanzar, salir adelante.
Pero creo que para el acuerdo de seguridad hay que hacer algo que Álvaro Uribe hizo bien en 2002 y que sirvió: pedirles a los 5.000 contribuyentes más ricos y pudientes de Colombia que vuelvan a pagar una contribución específica para la seguridad y el desarrollo regional. Esto no da espera.
Pero hoy por hoy ya existe ese impuesto, que es el de patrimonio...
En parte existe, entonces habrá que compensarlo, pero no podemos cobrar un impuesto generalizado, porque a las familias y a los pequeños empresarios no les cabe un impuesto más. La gente más pudiente me dice que, con tal de ayudar a sacar a Colombia de este lío, lo que toque. Necesitamos que nuestra Fuerza Pública recupere pie de fuerza, inteligencia y tecnología para reducir la inseguridad y la extorsión. Después de derrotar a Petro, recuperar la seguridad es lo más importante para destrabar la idea de futuro de Colombia.
¿Qué considera que ha sido lo peor del Gobierno de Gustavo Petro?
Lo peor, francamente, no lo hemos visto. Lo peor ha sido dividir por dividir, polarizar, no gobernar sino tuitear, y la corrupción. Estamos entre la corrupción, la división y la zozobra que causa Petro todos los días. Ni hace ni deja hacer. Esto ha frustrado a la gente, porque pensaron que ni cambiando al Gobierno ni quienes nunca habían gobernado esto mejoraría, pero empeoró.
Enderezar el rumbo, derrotar a Petro, no volver al pasado y hacer una contribución a la seguridad es urgente. La paz total ha sido una desgracia. El presidente nunca viene a Medellín y en vez de meter a los criminales a la cárcel, viene a sacar a los narcos de los combos para ponerlos en una tarima para lanzar a Daniel Quintero a la Presidencia. Es el mundo al revés y eso hay que cambiarlo, sin duda.
Pero además de Fuerza Pública, tecnología e inteligencia, se necesita una Fiscalía Antimafia. Debemos tener un régimen jurídico que no les dé a los narcos y al crimen organizado las mismas garantías judiciales que les dan a los raponeros. Estos tipos están llenos de plata, contratan a los mejores abogados de la mafia y usan esas garantías para dilatar los procesos, salir libres, mamar gallo y seguir extorsionando.
Tras el rifirrafe diplomático con Donald Trump, usted mencionó que el ataque a la embajada de Estados Unidos, asociado al Congreso de los Pueblos, es obra del ELN...
Sí, porque es así, y eso lo sabe todo el mundo. Si usted le pregunta a los cuerpos de inteligencia ellos lo saben, lo que pasa es que no lo dicen. Les da temor de que los boten. Lo sostengo: por detrás y por delante de la asonada criminal que le hicieron a Bogotá la semana pasada está el ELN.
El ELN está buscando que le den una mesa de paz total, porque están celosos de que se la dieron al Clan del Golfo. La presión es esa: si hay gabelas criminales y políticas, los del ELN dijeron ‘¿por qué no hay para mí?’. Entonces se fueron a presionar y a hacer asonada en Bogotá a ver si se la dan.
Volviendo al tema de la Fiscalía Antimafia, con la plata que invertiremos en seguridad, debemos decirle al crimen organizado: ‘Ustedes no van a tener las mismas garantías que un raponero. Los cogemos y usted no va a volver a ver la luz del día hasta que no devuelva las armas y la plata’. Esto es lo que hace la Fiscalía Antimafia de Italia.
Es hacer algo completamente contrario a lo que está haciendo Gustavo Petro...
Así es, que ha sido un desastre. Yo que vengo desde la academia en 2016, que publiqué un libro que se llama ‘Adiós a las Farc, ¿y ahora qué?’. Y mi doctorado fue sobre eso, sobre cómo construir ciudadanía, Estado y mercado después de la desmovilización de los paras y las Farc. Esa es mi obsesión en la vida.
La paz total ha sido un desastre porque ha sido darle tratamiento y gabelas políticas a un poco de narcos y criminales, que lo único que les importa es el billete. ¿Usted cree que a los señores de los combos de Medellín les ofrecen curules? Se nos ríen en la cara. A esa gente lo único que le importa es el billete. Por eso, si se meten en una cárcel, engatillados, y no los suelta de ahí hasta que empiecen a devolver la plata y las armas, la vida es muy distinta.
Eso es lo que hace la Ley Rico en Estados Unidos con el crimen organizado. Es lo que hace la Fiscalía Antimafia en Italia. No les ofrece partidos, curules, ni tarimas, sino que los enfrenta así. El conflicto político se acabó hace 10 años. Se acabó con la desmovilización de los paras y las Farc. Por eso desde entonces seguirle dándole tratamiento político a lo que no lo tiene ha sido un error que hemos pagado con sangre, sudor, lágrimas, jóvenes reclutados, negocios extorsionados y familias destruidas.
Usted conoce la trayectoria de Gustavo Petro. ¿Por qué cree que él implementó un programa tan extraño como la paz total? Uno no sabe si fue por ingenuo o detrás hay maldad.
Es difícil. Creo que nos vamos a demorar unos años estudiándolo. La verdad creo que, con ese ego de Petro que no cabe en el universo, me imagino que dijo ‘la paz con las Farc no sirvió. Y si por eso le dieron un nobel de paz a (Juan Manuel) Santos yo tengo que hacer la paz con todos al tiempo’.
En parte es un poco de vanidad, de ego, para tratar de superar el legado del expresidente Santos. Pero, por otro lado, también es un conflicto de interés de frente. Hoy sabemos con todas las letras que el hermano de Gustavo Petro, su hijo, y me imagino que él también, ofrecieron gabelas a esos delincuentes a cambio de apoyo político.
Yo denuncié la parapolítica, que fue eso: ofrecer gabelas políticas a los paramilitares, elegirse y gobernar juntos a cambio de votos. Si me dan votos, les doy un tratamiento más benigno. Lo que está pasando hoy no es solo inocencia o vanidad, yo creo que es una especie de traquetopolítica a cambio de votos para el Pacto Histórico, y de eso hay mucha evidencia.
¿Cree que la traquetopolítica estaría liderada por Gustavo Petro? ¿Continuaría en estas elecciones?
Sí, estaría liderada por Petro y por representantes del Pacto Histórico de frente. Acá los vimos entarimados allá en La Alpujarra. Frente a lo de las elecciones no tengo duda. Ese es el riesgo. Elecciones va a haber, pero el riesgo es que, si bien una elección presidencial no se compra con plata de la mafia, las curules al Congreso sí. Eso pasó en la parapolítica.
Es decir, las elecciones de marzo son las que más hay que proteger...
¿Las de marzo? Las de este fin de semana, la consulta. ¿Por qué hago esta comparación? Porque ya tenemos evidencia. Ya hemos visto a la señora Isabel Zuleta sacar a bandidos de las cárceles para pararse en tarima y hacer campaña.
Lo bueno de la traquetopolítica –la primera fue a favor del uribismo, esta a favor del petrismo–, es que usted puede hacer traquetismo por debajo, pero no puede hacer política por debajo. Le toca subirse a una tarima, echar un discurso, y los votos se cuentan. Cuando se cuentan, uno empieza a encontrar coincidencias: donde dominan los bandidos y de repente aparecen grandes votaciones por ciertos personajes.
Vamos a terminar descubriendo esto, no tenga la menor duda. La diferencia es que hoy, con la experiencia de haber estudiado la parapolítica, la vamos a descubrir antes de las elecciones, no después.
¿Qué sugiere para que los ciudadanos apoyen la veeduría cívica?
Cuando Salvatore Mancuso anunció que se había tomado el 35% del Congreso (y terminó siendo cierto), los ciudadanos no nos quedamos calladitos. Periodistas e investigadores unimos esfuerzos, protegimos a los comunicadores que en las regiones denunciaban eso. Creamos la Misión de Observación Electoral (MOE) de la sociedad civil y es un orgullo de Colombia.
Debemos unirnos los ciudadanos, las veedurías, la MOE y la Misión de Observación Internacional. Le he comentado este riesgo a la gente de la Unión Europea para que arme una misión de observación, para estar atentos y no esperar a ‘llorar sobre la leche y la traquetopolítica derramada’, sino identificarla y enfrentarla desde antes.
Si hilamos más delgado, el argumento de la traquetopolítica es el que usa Donald Trump para decir que Gustavo Petro es el líder del narco...
Eso es un despropósito. Usted y yo, que hemos sido periodistas, sabemos que uno tiene que atenerse al rigor. Decirle a Gustavo Petro narcotraficante es una tontería y es mentira. Tenemos muchas razones concretas para oponernos a él y hay que quedarnos en el terreno de la evidencia, como que destruyó la salud. La gente sabe perfectamente que ese sistema funcionaba mejor y que fue Petro el que se lo tiró. Eso lo sabe cualquier colombiano de cualquier municipio. Y eso le va a costar, con razón y merecidamente.
Sabe que la extorsión también está disparada, así como el reclutamiento y la zozobra que tienen las madres en zonas rurales. Esto se desmadró por cuenta de que el presidente le da gabelas a los delincuentes. Se lo vamos a cobrar en las urnas.
Dicho esto, mi punto es que elecciones va a haber, pero con todo respeto, y lo digo en esta tierra, quienes posan hoy de ser una alternativa a Petro no lo son en la derecha uribista, que ya gobernaron y también tuvieron corrupción, y su propia parapolítica.
No se nos olvide que hubo un Petro porque hubo un Duque, porque la Presidencia no es una primiparada. Le quedó grande la pandemia y nos dejó elegido a Petro, que capitalizó el desgaste de 20 años gobernando mal.
Yo creo, y sé que esta región tiene enorme aprecio por Álvaro Uribe y lo respeto, pero él que sea expresidente, que cuide a sus nietos y viva y nos deje vivir. En un año, el señor Petro será expresidente y debe hacer lo mismo. Si nos unimos por encima de ellos —los colombianos, las mujeres, las familias, las regiones, los que trabajamos, pagamos impuestos y no matamos a nadie—, somos mayoría y capaces de sacar a Colombia adelante.
Mucha gente la asocia a usted con Gustavo Petro, recordando que antes de la Alcaldía de Bogotá se unió a él.
Yo competí contra Petro y le gané al candidato de Petro, que era Hollman Morris. Y le gané también al de Uribe. Sacamos a Bogotá adelante porque logramos superar esa pelotera entre Uribe y Peñalosa, y Petro por otro lado, que no dejaban hacer nada: ni el metro por arriba, ni por abajo, ni mejorar Transmilenio.
Pero le cobraron a usted lo del metro, que lo demandó y ahora saca pecho por el sistema...
Ese es el contrato más importante de Colombia: ¿Usted cree que yo lo iba a ejecutar a ciegas? Yo pedí a todas las instancias —el Consejo de Estado, los jueces de Colombia, la banca multilateral— que me verificaran que no había corrupción. Un pronunciamiento se obtiene con una demanda. Solo hasta que salieron las decisiones diciendo que no había ningún asomo de ilegalidad o corrupción. Hay un debate político, pero nada ilegal ni corrupto. Y lo defendí con toda. Y cuando Petro llegó a parar el metro, paré fue a Petro.
Lo que le reclamaban era que antes de ser alcaldesa demandó el metro...
Para que me verificaran que no había corrupción. Y eso lo haré siempre, porque mi vida ha sido combatir a los corruptos y a los violentos. Eso no es fe ciega. Cuando estuve segura de que no había nada ilegal, lo defendí con toda, pese a que lo había contratado Peñalosa, que es mi contradictor, pero no me importa. El metro no es de Peñalosa ni de Petro, es de los bogotanos. Y lo sacamos adelante, y es el orgullo no solo de Bogotá, sino de Colombia.
¿Cómo interpreta el ajedrez político que se vive de cara a las consultas de marzo? ¿Se unirá con alguien?
Yo me voy a unir con los colombianos que votan. A la gente le importa un pito la mecánica de los políticos, más aún, les irrita. Y a la gente jodiéndola, extorsionada, sin medicamento. ¿Y de qué están hablando los políticos? De su mecánica, de sus partidos y sus peleas. Yo no estoy en eso. Yo estoy recorriendo el país, trabajando con la gente y recogiendo estas firmas para ir independiente. Voy a ganar la Presidencia como gané la Alcaldía: derrotando al de Petro y derrotando al de Uribe, y sacando a Colombia adelante. Uniendo a las mujeres, a sus familias y a las regiones.
Va a haber una consulta del Frente Amplio para escoger quién es el de Petro. A ese le vamos a ganar. Seguramente saldrá el de Uribe de alguna consulta de la derecha. A ese también le vamos a ganar.
Mi convicción, después de recorrer 205 municipios por toda Colombia, es que la gente está decepcionada de Petro, pero no añora el pasado y que ese disfraz que se quieren dar de alternativos no va. El uribismo gobernó 20 años, hizo cosas bien pero también hizo corrupción, compró el Congreso, se financió con Odebrecht y disfrazó jóvenes para presentarlos como guerrilleros. La gente no quiere volver a eso, pero sí está buscando a alguien que tenga carácter, que los represente, que tenga experiencia, que sepa gobernar sin corrupción y que saque las cosas adelante. No digo que soy la única que cumplo con esos requisitos, pero sí soy una que cumple con esos requisitos.
Usted estudió con el Icetex. ¿Qué va a hacer con los subsidios de esta entidad?
Yo estudié con un crédito del Icetex. Soy la hija de una maestra. Vamos a volverle a dar los subsidios al Icetex. ¡Es increíble que ni Duque le quitó los subsidios al Icetex y el presidente de los jóvenes sí! Si a mí me hubieran quitado ese subsidio, no hubiera podido estudiar.
Lo que veo en todas las calles es que la gente está buscando una alternativa a la decepción de Petro y al pasado del uribismo. Ahí me voy a mantener yo hasta la primera y hasta la segunda vuelta. Ese es el propósito de nuestro movimiento Imparables, y para eso recogemos firmas.
¿Cuándo tiene que entregar las firmas?
La segunda semana de diciembre vence el plazo. Vamos bien, llevamos 800.000 firmas, superando el mínimo de 635.000, y nuestra meta es superar el millón ante algún error. Tendremos una candidatura oficial desde finales de enero.
Más allá del petrismo o el uribismo, la gente la identifica con la izquierda. ¿Usted se sigue identificando como tal? Mucha gente le podría tener susto por asociarla a un sector similar al petrista...
Esos son prejuicios. Yo estoy del lado de los que hacen las cosas. Nunca he ocultado quién soy ni cómo he votado, ni me he ido a ver ballenas. Yo pongo la cara.
Eso fue una pulla a su exfórmula a la Presidencia, el exgobernador Sergio Fajardo...
No es una pulla. Es una diferencia de criterios con Sergio. Vamos a volver a competir con tranquilidad. Yo pongo la cara en todo. Desde los 18 años he votado por el cambio, porque creo que este país lo necesita y quienes lo gobernaron por 100 años nos dejaron una Nación en guerra, pobre, desigual y con un mar de corrupción. Un país con diez millones de víctimas, un feminicidio al día, y reclutamiento de jóvenes. ¿Cómo no se va a necesitar cambio?
El cambio que ofreció Gustavo Petro resultó muy malo, y yo soy la primera que lo lamento. Nos hace la vida muy difícil a quienes sí hemos gobernado, cumplido, ejecutado y no hemos hecho corrupción. Nos hace un gran daño a quienes sí sacamos el metro adelante, sí le cumplimos a la educación y a los jóvenes, e hicimos Manzanas del cuidado para las mujeres.
Pero yo estoy del lado de la gente que hace, ayuda, gobierna sin corrupción y produce resultados; con la gente que trabaja con y no contra los empresarios. Dejé a Bogotá con el mayor nivel de empleo y el menor nivel de pobreza.
La gente cree que soy petrista porque he sido antiuribista, y sí, lo he sido con todas sus letras y no lo voy a ocultar. No por ideología, sino porque lo vi aliado con los paramilitares con los que se eligió y cogobernó. Y de la misma manera, es inaceptable que el señor Petro –el del cambio– se robe dinero para comprar a presidentes del Congreso. Es inaceptable. O que quite los subsidios del Icetex a jóvenes que estaban estudiando y nos mete en semejante berenjenal por sacar a los criminales de las cárceles para que le hagan campaña en una tarima. Eso para mí también es inaceptable.
Yo ya goberné. No tengo un solo escándalo de corrupción. Saqué la educación, la salud, el cuidado y el metro adelante. Yo sé que sí se puede. No se necesitan 40 años, sino varios gobiernos seguidos en una misma dirección. Carlos Fernando Galán y yo no somos primos, ni compadres, pero los bogotanos entendieron que la ciudad venía por un buen rumbo y que lo que había que dar era continuidad y construir sobre lo construido. Mi ilusión es que Colombia pueda hacer lo mismo que Bogotá: salir de la pelotera y el saboteo.
Esa fue la elección que hice en 2019: salir de esa pelotera. El metro lo puede haber empezado Enrique Peñalosa, pero es de todos los bogotanos y echémoslo para delante sin sectarismo. Y también cuando se necesitó mandar equipos de salud a la casa durante la pandemia, porque era mejor atender a la gente con síntomas bajitos en su casa en lugar del hospital. Recuperar el programa de salud a su barrio y a su hogar que había empezado en algún momento Petro alcalde, pero sin sectarismo. No nos colapsaron los hospitales y pudimos trabajar con el sistema mixto.
No puede haber sectarismo. Reconocer las buenas ideas y sacar las cosas concretas de la gente al barrio. Esa es mi experiencia, mi propósito y estoy convencida de que así es que vamos a ganar las elecciones.
Pero, ¿va a ir a consulta en marzo?
Vamos a llegar a primera vuelta, pero no va a haber consulta porque Sergio Fajardo no quiere. A la gente hay que respetarle sus decisiones. Vamos a competir, y la gente va a decidir.
Esto se va a ir filtrando. Supongo que estaremos unos ocho o diez candidatos para el 9 de marzo, que es mi cumpleaños. La campaña de verdad va a empezar ese día. Cuenten siempre conmigo para dar un debate de argumentos, de carácter, de altura y de soluciones concretas para la vida de la gente, porque gobernar consiste en mejorarles la vida en sus cosas concretas: trabajo, educación, salud y seguridad.