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Un santuario con 25.000 orquídeas en La Ceja, Antioquia, busca salvar especies de la extinción

Se llama Alma del Bosque, es un enorme banco genético que gestó Daniel Piedrahíta y que hoy alberga 25.000 orquídeas de 5.000 especies.

  • Un santuario con 25.000 orquídeas en La Ceja, Antioquia, busca salvar especies de la extinción
  • Este es el bosque aledaño al santuario de orquídeas donde Daniel está sembrando árboles nativos. También hace parte del recorrido. FOTO: ALMA DEL BOSQUE
    Este es el bosque aledaño al santuario de orquídeas donde Daniel está sembrando árboles nativos. También hace parte del recorrido. FOTO: ALMA DEL BOSQUE
  • Dendrochilum Magnum con sus flores en perfecto orden en sus racimos. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    Dendrochilum Magnum con sus flores en perfecto orden en sus racimos. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
  • Esta josefina es el mejor ejemplar en el mundo en su tipo. Tiene dos premios por la American Orchid Society. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    Esta josefina es el mejor ejemplar en el mundo en su tipo. Tiene dos premios por la American Orchid Society. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
  • Phragmipedium kovachii, de la aclamada familia de los zapaticos. Esta es la gigantesca especie que apareció en Perú hace 24 años. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    Phragmipedium kovachii, de la aclamada familia de los zapaticos. Esta es la gigantesca especie que apareció en Perú hace 24 años. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
  • Las Miltoniopsis combina rico néctar y emulación de formas para atraer polinizadores. FOTO manuel saldarriaga
    Las Miltoniopsis combina rico néctar y emulación de formas para atraer polinizadores. FOTO manuel saldarriaga
  • El excepcional santuario al que Daniel mudó sus orquídeas lo estrenaron en agosto. En noviembre estará completamente listo.
    El excepcional santuario al que Daniel mudó sus orquídeas lo estrenaron en agosto. En noviembre estará completamente listo.
  • Una especie de Drácula, pariente de otra recientemente descubierta en Urrao. Este es un género con 118 especies. Las colombianas tienen características únicas. FOTO manuel saldarriaga
    Una especie de Drácula, pariente de otra recientemente descubierta en Urrao. Este es un género con 118 especies. Las colombianas tienen características únicas. FOTO manuel saldarriaga
hace 3 minutos
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Las orquídeas aparecieron en el planeta hace 83 millones de años. Les suelen llamar maestras del engaño, pero es un remoquete pobre que no les hace justicia. Son, en realidad, las más grandes intérpretes de los misterios de la vida en la Tierra a través de su vastedad de formas y capacidad de adaptación. A lo largo del siglo XIX, cientos de europeos desembarcaron en países como Colombia motivados por desentrañar hasta el más íntimo secreto de las orquídeas, la segunda familia de plantas más grande, que encontraron la manera hace cinco millones de años de adaptarse en cada rincón del planeta salvo en las nieves perpetuas y los desiertos.

Se dice que Alexander Von Humboldt, perplejo por la diversidad ante sus ojos, declaró más de una vez que la vida de ningún hombre sería lo suficientemente larga para alcanzar a documentar, conocer o ilustrar la cantidad de orquídeas americanas. No se equivocó. Haría falta vivir 96 años para escuchar, cada día, un nombre diferente de cada una de las 35.000 especies de orquídeas descubiertas en el mundo, solo en Colombia existen más de 4.270.

Pero en esos barcos no solo llegaron científicos y entusiastas por aprender y compartir el conocimiento de esa familia de plantas de infinitas formas. También desembarcaron comerciantes y traficantes que movían una moda, un mercado de orquídeas entre familias ricas y coleccionistas europeos que estaban dispuestos a pagar cifras escandalosas por tener las orquídeas más extrañas y únicas. Entonces, a mediados de ese siglo los bosques tropicales ardieron y ese fuego se replicó en cientos de lugares a lo largo de décadas. Un acto de pequeñez del hombre, una muestra de la pobre comprensión del mundo de la especie humana, con sus 300.000 años de existencia en el planeta, intentando manipular las huellas más palpables y remotas de la evolución, con la motivación de un jugoso negocio de por medio.

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Nuevas investigaciones han encontrado que muchos de esos exploradores, convertidos más bien en depredadores, cometieron incendios en bosques donde hallaron orquídeas desconocidas solo para evitar que la competencia las encontrara.

El interés por las orquídeas no ha cesado desde entonces. Cada año se financian millonarias investigaciones para estudiarlas, hay un esfuerzo global por conservarlas; persiste un agitado mercado de coleccionistas y aunque se estiman por miles las orquídeas todavía por descubrir, otras cientos se han extinguido en su estado silvestre por el tráfico y la pérdida de sus hábitat.

Y hay un puñado de lugares en el mundo que, más que colecciones, son verdaderos bancos genéticos que alimentan la esperanza de profundizar en sus misterios evolutivos y rescatar de la extinción las que desaparecieron por acción del hombre. Uno de esos lugares está ubicado en el municipio de La Ceja, a hora y media de Medellín. Se llama Alma del Bosque, el fruto de lo que comenzó hace más de dos décadas como un arrebato.

Daniel Piedrahíta Thriez tiene un aire a botánico de mediados de siglo XX. Es un tecnólogo agropecuario que se dedicó buena parte de su vida a asesorar fincas productivas mientras alimentaba en paralelo su afición por las plantas y las aves. Fue un conocimiento que nutrió con viajes a bosques de Colombia y varias partes del mundo. En uno de esos, recuerda haber quedado en hechizado por un olor en plena selva del Putumayo. Siguiendo la pista de ese aroma llegó hasta su primera orquídea silvestre.

Descubierta su fascinación por las orquídeas, en la primera exposición que visitó invitado por un amigo compró todas las que tenía un expositor para la venta. Y ya nunca paró.

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En más de dos décadas de búsqueda y conocimiento, Daniel alcanzó una colección de 5.000 especies y más de 25.000 ejemplares.

Su casa fue también por años la casa de sus orquídeas, pero se volvió insostenible con miles de personas entrando y saliendo cada año para verlas. Convertirla en una colección solo para él no era opción, pues desde siempre fue obsesión no solo fue tenerlas sino enseñarlas. Así que optó por la mudanza. En un extenso predio en La Ceja, Daniel y su familia poseen un criadero de caballos de raza Silla Francesa y enormes cultivos de hortensias de exportación. Daniel fue pionero en cultivarlas cuando todavía estaban lejos de ser las apetecidas flores en el exterior. Fue allí donde decidió crear Alma del Bosque, un santuario de orquídeas que él no duda en calificar como único en el mundo.

Lo creó de manera meticulosa. Recorrió invernaderos y jardines botánicos en Singapur, Dubái, en América y otros lugares. Encontró domos de todo tipo, alta tecnología para crear temperatura, luz, humedad, mucha sofisticación pero no vio nada parecido a lo que él quería: un ambiente natural y libre.

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Entonces lo armó de acuerdo a sus conocimientos. Instaló un juego de tejas que permite pasar el 33% de la luz solar, tal como les gusta a las orquídeas. Construyó una fuente para garantizar humedad relativa, sabiendo que la mayoría de estas plantas nacen en el cinturón tropical; países suramericanos, el sudeste asiático. Además protegió el suelo con musgos para retener la humedad. El invernadero lo montó al lado de un bosque que está reforestando con árboles nativos, rico en anturios y bromelias para que las orquídeas se sientan como en casa.

Este es el bosque aledaño al santuario de orquídeas donde Daniel está sembrando árboles nativos. También hace parte del recorrido. FOTO: ALMA DEL BOSQUE
Este es el bosque aledaño al santuario de orquídeas donde Daniel está sembrando árboles nativos. También hace parte del recorrido. FOTO: ALMA DEL BOSQUE

Lo estrenó en agosto pasado. Solo como referencia, en las exposiciones como las realizadas en el Jardín Botánico en Feria de las Flores se exhiben entre 1.000 y 2.000 orquídeas y flores. Alma del Bosque alberga 25.000, y sin importar la época del año los visitantes siempre encontrarán más de 1.000 florecidas. Las reservas para conocer este santuario se hacen desde las redes sociales y página de Alma del Bosque y los planes incluyen recorrer las hectáreas de hortensias con observación de colibríes. Cada planta tendrá QR y los recorridos se hacen con un experto. Es un viaje por el conocimiento.

<i>Dendrochilum Magnum </i>con sus flores en perfecto orden en sus racimos. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
Dendrochilum Magnum con sus flores en perfecto orden en sus racimos. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA

A los visitantes a Alma del Bosque los reciben en primera fila las orquídeas de mayor pedigrí, las reinas de la colección. Está la josefina, una pomposa Miltoniopsis vexillaria que tiene dos premios FCC, Certificado de Primera Clase entregado por la Sociedad Americana de Orquídeas. Es el reconocimiento a la perfección hecha planta. Se otorga cuando se superan los 90 puntos por características como la calidad de la flor, el color, el tamaño. Las orquídeas de Alma del Bosque tienen nueve FCC. En Colombia, quien le sigue tiene tres. Dicho de otro modo, la josefina que hay allí es la mejor que se puede observar en el mundo, al igual que la Bollea coelestis, también la mejor ranqueada del mundo.

Otra consentida es la Sobralia piedrahitae, una orquídea que lleva su nombre y que diferencia de la mayoría en el trópico crece en la superficie y no unida a varios metros de altura a árboles (las epífitas).

Esta josefina es el mejor ejemplar en el mundo en su tipo. Tiene dos premios por la American Orchid Society. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
Esta josefina es el mejor ejemplar en el mundo en su tipo. Tiene dos premios por la American Orchid Society. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA

Entre las rarezas que hay en esas 5.000 especies está la Phragmipedium kovachii, especie nativa de los bosques de niebla de Perú. La historia de esta planta le fascina a Daniel. La ciencia la declaró nueva especie en 2001 y fue un acontecimiento enorme. Hasta entonces, todas las orquídeas conocidas de Phragmipedium, llamadas popularmente zapaticos, tenían entre 7 y 10 centímetros, hasta que este monstruo peruano apareció con sus 20 centímetros. “Fue como si hubiera aparecido una especie de elefante de 20 metros”, apunta.

Por esa planta, el coleccionista Michael Kovach terminó condenado a dos años y multado por extraer ilegalmente patrimonio vegetal de Perú para llevarla a Estados Unidos. Que la planta siga llevando su apellido es todavía una cicatriz que no ha sanado en el vecino país que lo consideran una doble ofensa.

<i>Phragmipedium kovachii,</i> de la aclamada familia de los zapaticos. Esta es la gigantesca especie que apareció en Perú hace 24 años. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
Phragmipedium kovachii, de la aclamada familia de los zapaticos. Esta es la gigantesca especie que apareció en Perú hace 24 años. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA

Rodeada de pequeñas orquídeas de colores está también la Angraecum sesquipedale, la orquídea de navidad nativa de Madagascar, con su estrafalario espolón de más de 30 centímetros.

Mucho de lo que conoce hoy sobre coevolución y selección natural se lo debe a esta planta. Cuando Charles Darwin la conoció en 1862 solo atinó a exclamar: “¡Dios mío, qué insecto puede chuparlo!”. Darwin teorizó que si existía una orquídea con un espolón tan largo es porque existía un insecto con una lengua igual de larga para chupar su néctar y polinizarla. El científico murió sin conocer al bicho, pero jamás dudó. Y tal como lo predijo, 130 años después, en 1992, la ciencia descubrió la polilla halcón y fue testigo de cómo usaba su trompa de 30 centímetros para sacar el néctar.

Las Miltoniopsis combina rico néctar y emulación de formas para atraer polinizadores. <b><span class=mln_uppercase_mln> </span></b>FOTO<b><span class=mln_uppercase_mln> manuel saldarriaga</span></b>
Las Miltoniopsis combina rico néctar y emulación de formas para atraer polinizadores. FOTO manuel saldarriaga

Si el día tuviera el doble de horas, Daniel no tendría problema en ocuparlas hablando de todas las formas de polinización que conoce. Por cada orquídea existe un insecto y una relación única en la naturaleza. Están las que perfeccionan escaleras en su estructura vital para que su hormiga trepe hasta ellas; otra que atrae al insecto con su olor, lo emborracha y lo deja caer suavemente sobre dos bracitos que extiende una fracción de tiempo suficiente para que se le pegue el polen y cuando se le quite la rasca vuele a fecundar; están las que engañan a los zánganos emulando ser abejas hembra para conquistarlos. Entrar a ese mundo es quedar embelesado con cada cosa que se conoce.

El excepcional santuario al que Daniel mudó sus orquídeas lo estrenaron en agosto. En noviembre estará completamente listo.
El excepcional santuario al que Daniel mudó sus orquídeas lo estrenaron en agosto. En noviembre estará completamente listo.

Daniel tiene claro que su proyecto es un gran banco genético con el que tiene una responsabilidad que va más allá de la exhibición: ayudar a que muchas regresen a su hábitat.

En esta etapa concreta aparece la clonación como un proceso vital en Alma del Bosque. Gracias a esta tiene una Monja Blanca, la flor insignia de Guatemala y extinta de manera silvestre en Guatemala por la extracción desenfrenada y la deforestación. Uno de los próximos viajes que tiene pendiente Daniel al exterior es precisamente a ese país para ultimar los detalles del proceso de reintroducción, es decir, a partir del material vegetal que tiene en sus manos polinizará de manera artificial la planta, sacará semillas y luego plántulas y las sembrará en los bosques guatemaltecos. Es un proceso de largo aliento: un año de gestación, otro año más de laboratorio, dos años de endurecimiento de la planta y luego una última y extensa etapa de trabajo de campo reintroduciendo y monitoreando. Por lo menos siete años de trabajo.

Una especie de Drácula, pariente de otra recientemente descubierta en Urrao. Este es un género con 118 especies. Las colombianas tienen características únicas. <b><span class=mln_uppercase_mln> </span></b>FOTO<b><span class=mln_uppercase_mln> manuel saldarriaga</span></b>
Una especie de Drácula, pariente de otra recientemente descubierta en Urrao. Este es un género con 118 especies. Las colombianas tienen características únicas. FOTO manuel saldarriaga

Planea hacer lo mismo con las especies colombianas en riesgo de extinción que tiene en Alma del Bosque. Colombia tiene al menos 270 especies endémicas bajo amenaza, decenas de ellas en peligro crítico, la etapa previa a ser catalogada extinta en estado silvestre. Daniel espera comenzar el proceso con un puñado para tener mayor éxito, por ejemplo, con la Anguloa Brevilabris. “El objetivo principal es entregarle, devolverle esas orquídeas a las comunidad que conviven con los ecosistemas de los cuales desaparecieron en estado silvestre. Decirles, ‘esta planta es su patrimonio, conózcanla, aprópiense de ella, vivan de ella por medio del turismo’. Esa es la responsabilidad, la obligación que yo tengo”.

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Hay en ese objetivo de Daniel una necesidad de reivindicación del conocimiento, de la divulgación como otra estrategia de adaptación y supervivencia para las orquídeas. Daniel es enfático al señalar la ironía que existe en Colombia, el país con más orquídeas del mundo, pero donde el conocimiento y la organización en torno a éstas son todavía precarios. En Alemania, dice, hay 100 especies nativas y más de 10.000 miembros de sociedades de orquideología. En Estados Unidos hay 500 especies y 10.000 asociados. En Colombia hay más de 4.000 especies y no se llega a los 1.000 asociados. “La razón es que hay elitismo, desinterés por divulgar. Esa ha sido nuestra gran falencia, si el conocimiento no circula entre las personas, es como una riqueza que se nos va de las manos”, recalca.

La tarea de divulgación que ha hecho Daniel es ambiciosa. Googlear el nombre de alguna especie es encontrar algún video suyo explicando cosas sencillas pero de gran valor: cómo ubicarlas en la casa, qué hacer con ellas tan pronto se llevan al hogar, cómo se riegan, cómo cuidarlas dependiendo de la especie, un conocimiento inagotable puesto en términos sencillos. En 2019 publicó el libro Entre flores y orquídeas, una combinación entre ciencia y arte; dicta cursos a neófitos y expertos de varios países; y los recorridos por Alma del Bosque son magistrales encuentros de divulgación científica mezclada con la conversación cotidiana. “A las orquídeas se les descubre y rescata con más libros, más fotografía, más ilustración, con videos, con turismo capacitado. Las orquídeas dedican su energía para maravillarnos con esas formas, hay que retribuirles ese esfuerzo”.

Daniel es un obsesivo por el conocimiento de las orquídeas. Un divulgador que se mueve con soltura en plataformas digitales o en amenos recorridos. FOTO manuel saldarriaga

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