Un reciente estudio interdisciplinario sobre la contaminación atmosférica en el Valle de Aburrá llevado a cabo por investigadores del politécnico Jaime Isaza Cadavid de Medellín, confirmó que el nocivo material particulado PM2.5 presente en el aire del valle de Aburrá no solo deteriora el aire que respiramos, sino que también tiene la capacidad de dañar el ADN de humanos, animales, plantas y microorganismos de la ciudad.
De acuerdo con la investigación del Programa Gestión del Conocimiento en Contaminación Atmosférica y sus Efectos en la Salud, el PM2.5 altera las células a nivel molecular, lo que abre una conexión directa con enfermedades de alto impacto como cánceres infantiles, leucemias y linfomas, tal como lo han evidenciado estudios recientes en otras ciudades como Bucaramanga.
La investigación reveló que el material particulado PM2.5 presente en Medellín y municipios vecinos tiene una complejidad química sin precedentes. “Determinamos que el PM2.5 del Valle de Aburrá contiene más de 41 elementos químicos, 14 grupos de especies orgánicas, 27 especies orgánicas y 7 especies con hidrógeno, carbono, oxígeno y azufre, denominadas hidrocarburos alifáticos policíclicos, todos con propiedades cancerígenas. Estas partículas son como un cóctel tóxico con todo el espectro de la tabla periódica” , reveló el equipo científico.
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Según la investigación, los efectos del PM2.5 en el cuerpo humano son múltiples, profundos y preocupantes: “El material particulado puede atravesar la pared alveolar y las barreras naturales del sistema respiratorio, entrar al torrente sanguíneo y alcanzar órganos como el corazón, los riñones, el cerebro o la placenta. Está relacionado con enfermedades cardiovasculares, infartos, cáncer renal, diabetes, complicaciones en el embarazo y muerte fetal”, advirtió el equipo.
El estudio también incorporó un análisis detallado del aerobioma —el conjunto de microorganismos presentes en el aire—, que pueden agravar enfermedades respiratorias, generar alergias e interactuar con el PM2.5 como potencial vector de infección, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Los resultados del estudio, presentados en diferentes eventos científicos a nivel nacional e internacional, demuestran que la contaminación del aire no es solo un problema ambiental: es una amenaza genética, respiratoria, cardiovascular y social.
A raíz de esto, el equipo de investigación ahora puede identificar, con base en datos químicos, meteorológicos y médicos, los días de mayor afectación para la salud pública, los tipos de sustancias involucradas y las fuentes de origen. Este sistema ya está siendo entregado a las autoridades como una herramienta clave para la toma de decisiones sanitarias y ambientales basadas en datos científicos.
Esta investigación hace parte del Programa Gestión del Conocimiento en Contaminación Atmosférica y sus Efectos en la Salud, una iniciativa financiada por el Sistema General de Regalías (SGR). El proyecto es liderado por el Grupo de Investigación en Higiene y Gestión Ambiental (GHYGAM) del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid y el grupo GISA de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, en alianza con la Universidad Nacional de Colombia.
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La información técnica del estudio ya se está proponiendo como insumo para fortalecer la normatividad sobre calidad del aire, incluyendo la caracterización química de estos contaminantes. Esta caracterización química permitió determinar el aporte de las diferentes fuentes de emisión como base para los programas de gestión de calidad del aire en el Valle de Aburrá, como el PIGECA.