El fantasma de la derrota del Independiente Medellín a manos de Santa Fe en la final del Torneo Apertura aún ronda el ambiente futbolero. Los memes en las redes sociales no cesan, mientras los hinchas buscan respuestas del porqué se escapó la séptima estrella.
Hay algo muy claro y que no se puede ocultar: faltó jerarquía en los jugadores en los dos partidos de la serie final. En Bogotá, cuando tuvieron todo para resolver el juego a su favor de cara a la vuelta, erraron las opciones de gol y pensaron que en Medellín, en la casa, en el fortín, sería más fácil superar a los cardenales.
Y es que el DIM pudo llegar al Atanasio con 2 o 3 tantos de ventaja, lo que hubiera dado más tranquilidad. Pero los cálculos fallaron y su fiel afición tuvo que soportar otra pesadilla, la cuarta después del último título alcanzado en 2016-1, al ver al equipo visitante levantar la copa en su predio.
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Muchos prefieren no utilizar la palabra jerarquía y en su lugar hablan de experiencia, esa que nunca salió a flote en los 90 minutos finales de la contienda que definía el título, a pesar de que varios futbolistas, como Brayan León, Homer Martínez, Léider Berrío, Washington Aguerre, Jherson Mosquera, Baldomero Perlaza y Francisco Fydriszewski ya habían salido campeones con otros equipos y en otras ligas.
El temple que se requiere para alcanzar grandes objetivos estuvo ausente. Sin este ingrediente, el que sí tuvieron Hugo Rodallega y Daniel Torres en el conjunto cardenal, para solo mencionar dos de los adversarios, el DIM se obnubiló y extravió ese fútbol que construyó durante la campaña y que había ganado reconocimiento nacional. Tanto así que en el duelo definitivo el conjunto paisa solo generó una opción de gol.
Ese aspecto lo tendrán que evaluar el cuerpo técnico y los directivos en la conformación de la plantilla para el segundo semestre de 2025. Asegurar nombres con sentido de pertenencia que den certezas y seguridad a una hinchada que, nuevamente, fue superior a los jugadores.
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Y ellos, los futbolistas, deben autoevaluarse porque de mantener el mismo nivel y carácter nunca van a encontrar lo que tanto anhelan y para lo cual dicen esforzarse: irse a jugar a ligas del exterior.
En relación con el técnico Alejandro Restrepo, lo más sensato será respaldarlo y darle continuidad porque en poco tiempo le dio identidad al equipo. Los equipos grandes y exitosos responden a procesos serios y de buen tiempo; el Poderoso no puede caer en la inestabilidad técnica como en otras épocas.
Es cierto que en la final el joven estratega pudo haberse confundido en medio de la impotencia de ver a sus dirigidos lejos de su planteamiento, realizando variantes que extrañaron a muchos, pero eso no le quita su aporte y buen trabajo realizado en la temporada. Su presencia en finales en los últimos torneos da cuenta de su capacidad. La tarea de los directivos es darle herramientas para que termine de construir su proyecto.
Medallo, un tusa eterna
Para terminar esta reflexión, comparto un mensaje del hincha del DIM Jesús Gabriel Acosta, a quien la tristeza lo puso a investigar si existía en el mundo gente más “castigada” que ellos, luego de ver perder 9 finales al equipo rojo en 25 años. “Solo el Aberdeen de Escocia nos igualó en eso (de 1913 a 2013 perdieron 9 finales de la Copa de Escocia). Cerquita está el Cruz Azul de México, que ha perdido 6 finales en el último cuarto de siglo. Hay rachas terribles (años sin ser campeón. Acá Unión y Quindío, tienen las más largas). Pero somos el equipo de fútbol con más finales perdidas en la historia”.
Y agrega que los torneos cortos los llenaron de oportunidades perdidas. “Solo hay otro equipo que ha perdido tantas finales y es de hockey, Canadians de Montreal, que en Canadá ha perdido tantas finales como nosotros. Los hinchas del DIM somos los amantes de una infiel con la que siempre (o el que siempre, muchas poderositas tristes) nos ilusionamos para verla o verlo haciendo feliz a otra o a otro. Una tusa de cachos eterna es el Medallo. El equipo que más finales en cualquier deporte ha perdido en el mundo en la historia”.