Aferrado a lo único que le quedaba: tener a sus tres seres queridos juntos compartiendo el mismo descanso eterno, el padre de Emanuel escarbó durante nueve días, día y noche sin descanso, hasta que en la tarde de este jueves 3 de julio encontró el cuerpo de su hijo, una de las víctimas de la tragedia ocurrida hace más de una semana en Granizal, Bello.
Emanuel, un niño de cuatro años, era hijo de Carolina Ciro Castro, cuyo cuerpo apareció dos días después de la tragedia. El cadáver de Maximiliano, su otro hijo, un bebé de apenas un año, fue recuperado el pasado viernes 27 de junio.
Esta familia era oriunda de La Unión, Antioquia. Carolina trabajaba en oficios varios y vivía con los dos menores. Su pareja, que no vivía en esa casa, fue el único sobreviviente de este núcleo familiar desaparecido. Milena, familiar de Carolina fue quien confirmó que fue el papá el que encontró el cadáver de Emanuel tras cavar sin parar durante nueve días en diferentes lugares aledaños a la vivienda. El cuerpecito de Emanuel yacía a pocos metros de donde fue encontrado el de Carolina, de lo que se presume que la muerte los halló juntos cuando la montaña con 75.000 metros cúbicos de tierra se vino abajo.
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Aunque inicialmente las autoridades de emergencia y rescate aseguraron que con Emanuel la cifra de víctimas encontradas ascendía a 26, este jueves 3 de julio en la tarde, las mismas autoridades señalaron que la cifra real era de 23 cuerpos encontrados bajo tierra, contando el de Emanuel, pues tres de las personas que fueron contabilizadas entre las víctimas de la tragedia realmente no fallecieron en el hecho. Lo que ahora tienen que explicar en detalles de dónde salieron esos cuerpos.
En cualquier caso, según le dijo a EL COLOMBIANO el capitán de Bomberos de Bello, Carlos Zuluaica, el hallazgo del pequeño Emanuel es un aliciente para las más de 400 personas que se mantienen en labores en la zona, pues llevaban tres días sin nuevas recuperaciones de cuerpos, una frustración que, sumada al agotamiento, había empezado a minar el espíritu de rescatistas y voluntarios que esperan que con los días de verano que ha tenido el Valle de Aburrá finalmente se logre acceder a ese 25% del derrumbe que les resta para cubrir la totalidad del terreno, en esos polígonos se concentra ahora la búsqueda de las cinco personas que todavía están desaparecidas, labor que ha encontrado todo tipo de dificultades, según Zuluaica, como unos pozos de más de 20 metros de profundidad que ha obligado al personal a extremar medidas para evitar que la búsqueda de los desaparecidos se convierta en otra tragedia.