Pico y Placa Medellín
viernes
no
no
Quiero seguir sintiendo que soy parte de algo más grande, llámese equipo, comunidad, o familia. La mayoría de mi 2024 fue lo que fue gracias a otros.
Por Juliana Restrepo Cadavid - JuntasSomosMasMed@gmail.com
Cuando uno lee una columna, muchas veces siente que quien la escribe le habla en vivo y en directo, o sea, ubica el acto de leer y el de escribir en el mismo espacio-tiempo aunque la escritura haya sucedido hace días; aunque uno esté leyendo debajo de las cobijas en una cama caliente en Rionegro y la autora haya pensado y plasmado el texto resguardada de la lluvia fría en un aeropuerto en Seattle.
Mi columna de hoy es curiosa porque la tengo que entregar el último día del 2024 y ustedes la leerán el segundo día del 2025. Pero, además, empezaré esta vuelta al sol en el aire, en un vuelo que sale antes de que se termine el año y aterriza después de que empiece el siguiente. Y entonces, gracias a ese invento extraño por el que decidimos contar los años desde el 1 de enero - hoy leí que antes empezaban en el equinoccio de primavera - siento que es una especie de mensaje que estoy lanzando de un año al siguiente.
Si esto es una misiva que envío de un acantilado temporal a otro, quiero mandarme lo que quisiera conservar. Hace una semana fui a esquiar en la nieve —quería hacerlo desde antes de que naciera mi hija— y, cuando estaba haciendo fila sola para un lift rodeada de picos blancos, empezó a nevar. Los copos erráticos eran casi todos deformes y apenas caían a mi chaqueta se quedaban congelados unos instantes y luego desparecían o seguían su camino. Pero había unos pocos, conté cuatro, que lograron cristalizarse en una configuración con simetría hexagonal, como esas estrellas de pinitos que dibujamos cuando dibujamos la nieve. Se habían creado por unas condiciones muy precisas de temperatura y presión, eran hermosos. Quiero muchos momentos así, guardar la mirada, la fascinación, la soledad, la quietud y las cosas deformes, sublimes y efímeras. Este año también fui a mucha velocidad: en bicicleta por lomas oscuras y mojadas, en snowboard por una nieve recién caída y trotando por senderos empinados. Quiero mandarme esa sensación, mi cuerpo fuerte resistiendo en cada curva y mi mente disfrutando el miedo-éxtasis exquisito que provoca lo veloz. Yo nací terca por parte de padre y este año fui terca defendiendo una postura que describí en Relaxed is the new black y una idea de irme que defendí en el último párrafo de Mamás: Ustedes mejor no escriban. Quería descansar, quería dedicarme a hacer algo creativo sin despegarme de los míos y lo logré: Hoy siento que estoy exactamente donde quiero estar. Finalmente quiero seguir sintiendo que soy parte de algo más grande, llámese equipo, comunidad, o familia. La mayoría de mi 2024 fue lo que fue gracias a otros. Unos me creyeron y apoyaron, unos - más unas realmente - me reemplazaron para poder evadirme, otros me alojaron mientras no tuve casa... Me sentí acogida, cuidada y querida y me gusta mucho ese abrazo colectivo permanente que aprieta y suelta.
Me deseo un 2025 asombroso, bello, terco, veloz y acompañado. Les deseo lo mismo.