La administración distrital de Medellín anunció esta semana un locgro histórico en su lucha contra el hambre en la primera infancia, logrando una drástica reducción de la desnutrición aguda, la forma más severa que, según la directora de Buen Comienzo, Diana Carmona, “puede cobrar la vida de un niño o una niña”.
De hecho, con corte al 15 de agosto de 2025, el Distrito reportó un porcentaje de desnutrición aguda del 0,5% entre los 86.367 menores de cinco años tamizados, constituyéndose en la tasa más baja registrada en la última década.
Esta cifra representa una caída notable, ya que el indicador se ubicaba en 1,5% en 2023, descendió a 0,9% en 2024, y ya para marzo de 2025 se situaba en 0,6%. El número significa menos tragedias: la ciudad pasó de reportar dos muertes por desnutrición aguda en menores de cinco años, tanto en 2022 como en 2023, a registrar cero muertes en 2024 y cero en lo corrido de 2025.
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¿Cómo se ha reducido la desnutrición en Medellín?
Según la Alcaldía este resultado es el “fruto del trabajo articulado” en el marco del proyecto estratégico Cero Hambre, que involucra a la Unidad Especial de Buen Comienzo, la Secretaría de Inclusión Social, la Secretaría de Salud y toda la red pública de atención, incluyendo Metrosalud y el Hospital Infantil de Medellín.
En este contexto, la implementación de programas como Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer y la estrategia Buen Comienzo 365 días ha sido fundamental para sostener la tendencia a la baja.
Por un lado, la estrategia Buen Comienzo 365 días extiende la atención a fines de semana, festivos y periodos de receso, bajo la premisa de que la alimentación no tiene vacaciones en la ciudad.
Esta atención se aplica de manera prioritaria en comunas como Popular, Santa Cruz, Manrique y Villa Hermosa, así como en los cinco corregimientos. Además, durante recesos largos, como Semana Santa o diciembre, todos los niños y niñas del programa reciben un paquete alimentario.
Por otro lado, la Alcaldía de Medellín creó el programa Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer con el propósito de atender de forma prioritaria y permanente la desnutrición infantil en menores de cinco años y mujeres gestantes y lactantes. A agosto de 2025, Buen Comienzo ya había ofrecido atención integral a más de 75.000 niñas, niños y mujeres, de las cuales 15.028 tenían diagnóstico o riesgo de desnutrición.
Adicionalmente, se han impulsado mejoras cruciales en la calidad de la atención nutricional y de salud. Por ejemplo, en la modalidad institucional de Buen Comienzo, que atiende a niños de 3 meses a 5 años, se ajustó el plan de alimentación para cubrir aproximadamente el 80% de los requerimientos nutricionales diarios.
Dicho ajuste implicó el incremento de frutas de dos a tres porciones diarias, un aumento de la proteína en el almuerzo, y la reducción de la frecuencia de las sopas con el objetivo de estimular la masticación y la incorporación de alimentos sólidos.
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Asimismo, el programa ha fortalecido la atención en salud, destacándose la inclusión de auxiliares de enfermería, lo cual ha asegurado que el 97,9% de los niños y niñas del programa cuenten con un esquema de vacunación completo, mientras que el 92,16% asisten a valoraciones integrales. En la misma línea, Metrosalud ha canalizado el 94% de los casos de bajo peso hacia los programas de Buen Comienzo, al tiempo que el Hospital Infantil Concejo de Medellín implementó la Ruta Pediátrica, con una inversión proyectada de $10.000 millones entre 2025 y 2026, para ofrecer consulta externa especializada en nutrición y psicología.
Es importante destacar que estos logros contrastan con una situación previa de deterioro en la primera infancia, especialmente después de la pandemia del covid-19.
Según el informe de Calidad de Vida de Medellín Cómo Vamos de 2021, la desnutrición crónica en niños menores de seis años había alcanzado el nivel más alto de los últimos ocho años (7,8%), y el bajo peso al nacer también registraba un pico (11,2%) desde 2014. De manera similar, a nivel departamental en Antioquia, las muertes por desnutrición infantil habían aumentado, pasando de un mínimo de 7 casos en 2020 a 17 en 2023.
Sin embargo, gracias a la implementación de un Plan Centinela desde mediados de 2024 para mejorar la vigilancia y detección temprana, Antioquia también revirtió la tendencia, cerrando 2024 con 14 muertes y registrando solo 3 casos a septiembre de 2025.