Jon Hamm vuelve al papel de hombre adinerado que tuvo en Mad Men, pero con notorias diferencias porque esta vez en Amigos y vecinos, Your Friends & Neighbors en inglés, interpreta a un hombre que no solo vive de las apariencias sino que cuando empieza a perder su estatus empieza a robarle a sus propios vecinos.
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Así es este thriller oscuro y elegante en donde la apariencia lo es todo, “empresarios influyentes, socialités y familias acomodadas disfrutan de vidas aparentemente perfectas, pero detrás de la fachada se esconden secretos, mentiras y decisiones que lo cambian todo”, dice la reseña.
Amigos y vecinos trae también en su elenco a Amanda Peet como la exesposa y a Olivia Munn como la amante de Andrew Cooper, el papel de Hamm.
“Cooper descubre la infidelidad de su esposa (Amanda Peet) con su ex mejor amigo (Mark Tallman), se distancia emocionalmente de sus hijos y es despedido en circunstancias sospechosas.
Desesperado por mantener el estilo de vida de su familia, Coop da un giro inesperado: comienza a robar a sus propios vecinos. Lo que inicia como una salida desesperada, se convierte en una obsesión que le devuelve un sentido de control... hasta que un error lo lleva a irrumpir en la casa equivocada. Ese desliz lo sumerge en un peligroso juego de engaños y consecuencias imprevisibles”, dice la reseña de esta serie de nueve capítulos que presentará uno semanalmente cada viernes hasta el 30 de mayo.
EL COLOMBIANO conversó con Hamm en una mesa redonda en la que le contó a varios periodistas sobre este nuevo papel en la televisión.
Es un hombre adinerado, pero a la vez un ladrón bastante convincente que al inicio tiene sus tropiezos...
“Parte del enfoque, y también de la comedia del programa, es que él no es muy bueno en robar al principio. Tiene que aprender sobre la marcha, y queríamos destacar justamente eso. Si no, parecería como si fuera Bruce Wayne, ya sabes, alguien increíblemente hábil desde el comienzo, y creo que la mayoría de las personas no son buenas en eso —por eso terminan en prisión. Solo queríamos hacerlo entretenido, y parte de eso es mostrar que Coop es malo en lo que hace... hasta que deja de serlo”.
Usted también es productor ejecutivo de la serie, eso influyó en algo en su participación como actor y con la evolución de la historia...
“Tener la capacidad creativa de hablar con el otro productor ejecutivo y showrunner –Jonathan Tropper– desde el principio fue un verdadero regalo. No fui el productor más involucrado en las decisiones del día a día en el set, pero sí participé en temas como el casting, la contratación de directores y jefes de departamento.
Uno de los grandes logros fue conseguir a Craig Gillespie como director del piloto y del segundo episodio. Ya había trabajado con él en Million Dollar Arm y seguro todos lo conocen por I, Tonya; Cruella y otros grandes proyectos.
Craig es un tipo increíblemente talentoso, y sabíamos que podía aportar el tono adecuado: humor negro pero con un trasfondo dramático significativo. Eso era importante establecerlo desde el comienzo, y creo que lo logró perfectamente. Me encanta tener ese acceso e influencia que te da ser productor ejecutivo. Es algo que aprecio mucho haber ganado en este punto de mi carrera”.
Y ¿cuál diría que fue el mayor desafío al asumir este papel?
“Ser el protagonista de una serie de televisión de una hora de duración, con todo el ritmo que eso implica, es mucho más difícil a los 50 que a los 30. Como la mayoría de cosas en la vida, todo es más duro a los 50. El tiempo, la energía, el compromiso emocional... además del hecho de mudarnos de Los Ángeles a Nueva York con toda la familia, buscar un alquiler... todo eso fue complicado.
El trabajo en sí es divertido, lo cual alivia un poco la presión de las largas jornadas. Pero sí, cuanto más envejeces, más cuesta. Por suerte, como productor ejecutivo, puedes diseñar tu calendario con un poco más de flexibilidad”.
Hay un punto importante y es que su personaje es a la vez narrador de la serie...
“Fue una gran decisión del creador de la serie incluir esa narración en voz en off por un par de razones, una de ellas es que mi personaje tiene un tono irónico, y eso es porque esa voz está mirando hacia atrás con la ventaja de la retrospectiva. Tiene la distancia para decir: ‘Esto fue lo que hice, pero probablemente no fue lo correcto’. Todos hacemos eso: miramos atrás y pensamos que quizá esa no fue la mejor decisión, pero ya está hecho. Solo queda lidiar con las consecuencias, y eso es exactamente lo que le pasa a mi personaje”.
Jon, han pasado 18 años desde Mad Men, ¿cómo ha visto el cambio de la televisión desde entonces?
“Con Mad Men, no creo que fuéramos los primeros, pero sí fuimos parte importante del cambio en la narrativa televisiva.
Series como The Sopranos, The Wire, Breaking Bad... todas empezaron a alejarse del formato episódico para contar historias de largo recorrido, con arcos que se extendían durante toda una temporada o incluso más.
Esta nueva serie también sigue ese camino: contamos una historia a lo largo de toda una temporada, y afortunadamente tendremos otra para continuarla.
Creo que Mad Men demostró que el público sí tiene la atención y el interés para seguir una historia profunda y larga. Hoy en día, cada quien consume televisión a su ritmo, y eso nos permite tener historias más ricas, como The White Lotus y muchas otras. Creo que esta nueva serie puede estar a la altura”.
Desde el inicio vemos que uno de los temas centrales de la serie es el de llevar las apariencias, ¿cree que es el principal, o hay otros que le gustaría destacar?
“Ese definitivamente es uno de los principales. La serie también plantea preguntas sobre las decisiones que tomamos y cómo definen nuestras vidas. También toca el tema de cuánto es suficiente. ¿Más siempre es mejor? Esa es una idea que nos han vendido no solo en EE. UU., sino a nivel global con el auge de las redes sociales. Hoy en día, desde jóvenes, nos comparamos con los demás constantemente, y eso genera muchas consecuencias no previstas.
Por suerte, yo no uso redes sociales, y viendo el impacto que tienen en las generaciones más jóvenes, creo que fue una decisión muy sabia.
Las redes se han vuelto más sobre monetización y consumo que sobre socialización, y eso tendrá consecuencias complejas”.