Luego de dos horas de discusiones, los organizadores del Giro de Italia anunciaron aplazar la salida ficticia de las 11:20, hora local, pero en el momento previsto para iniciar el recorrido no había ningún corredor en la línea de comienzo, bajo la fuerte nieve.
Según el plan de RCS, organizador, los corredores debían hacer un desfile en Livigno antes de trasladarse a Parti allo Stelvio, nuevo punto de salida real de esta etapa 16 del Giro, pero los corredores preferían trasladarse en coche hasta el nuevo punto de salida, sin tener que dar una vuelta “para las fotos” en Livigno.
La víspera, RCS puso en marcha un protocolo especial para esta etapa, que ya había perdido hace varios días el mítico Stelvio por riesgo de avalancha. El protocolo prevé que, en caso de mal tiempo, los corredores puedan cambiarse de ropa en la cima del Giogo di Santa Maria, a 2.498 metros de altura, donde la carrera sería neutralizada durante tres minutos.
Varios pedalistas y equipos valoraron esta medida de “ridícula” y “payasada”.
La tensión aumentó en la mañana del martes, cuando el sindicato de corredores CPA escribió una carta, publicada por su presidente Adam Hansen en la red social X, al director de la carrera Mauro Vegni, amenazándole con una huelga de corredores si el Giogo di Santa Maria no era retirado de la etapa.
“Los corredores quieren participar y dar espectáculo, pero no afrontar una situación en la que tengan que detenerse en un parking a 2.498 m para cambiarse, cuando hace 2ºC y con fuerte probabilidad de nieve antes de continuar. Eso conllevaría un riesgo serio para la salud, sobre todo en la bajada” del Giogo di Santa Maria.
Los organizadores terminaron accediendo a sus demandas.
El Giro, por el momento del año en el que se celebra, se enfrenta regularmente a condiciones meteorológicas complicadas y a discusiones sobre la celebración o no de ciertas etapas.