De la ilusión desbordada frente a Alemania a la preocupación que dejó el empate sin goles ante El Salvador. Así ha sido el cambiante panorama de la Selección Colombia en el Mundial Sub-17 de Catar, que pasó de rozar la clasificación anticipada a los dieciseisavos de final a tener que jugarse todo en la última jornada de la fase de grupos.
El conjunto dirigido por Freddy Hurtado empató 0-0 en su segundo compromiso, un resultado que deja sensaciones encontradas. Si bien el equipo dominó la posesión y buscó constantemente generar peligro, le faltó lo que marca la diferencia en los torneos cortos: profundidad y contundencia. El balón fue suyo, el ritmo del juego también, pero el gol nunca llegó. Y en el fútbol de los mundiales, sin goles no hay certezas.
De la esperanza al desconcierto
La presentación ante Alemania, actual campeona del mundo, había dejado un aire de optimismo. El empate 1-1 en la primera fecha fue interpretado como una declaración de intenciones: Colombia podía competir de igual a igual con las potencias. Sin embargo, el segundo capítulo de la historia fue diferente. Frente a El Salvador, un rival mucho más modesto, el equipo perdió claridad, se repitió en la circulación del balón y no encontró caminos efectivos hacia el arco.
El 0-0 dejó la sensación de un conjunto que aún no logra equilibrar sus emociones ni su fútbol. La ilusión del debut dio paso a la incertidumbre. Las miradas de frustración al final del encuentro reflejaron una verdad incómoda: Colombia pudo ganar, pero no supo cómo hacerlo.
Todo o nada ante Corea del Norte
El destino del equipo cafetero se definirá el próximo lunes a las 8:30 a.m. (hora de Colombia), cuando enfrente a Corea del Norte en la última jornada del grupo. No hay margen de error. Un triunfo asegurará el paso a los dieciseisavos de final, mientras que un empate o una derrota podrían complicar las cuentas y dejar a la Selección dependiendo de otros resultados.
Cabe recordar que esta edición de la Copa del Mundo es la primera que se disputa con 48 selecciones, motivo por el cual el formato de competencia cambió. En lugar de avanzar directamente a los octavos de final, los equipos clasificados pasarán primero por una ronda de dieciseisavos, lo que alarga el camino hacia la gloria.
Urge recuperar el equilibrio
Más allá del resultado, lo que Colombia necesita reencontrar es su identidad de juego. Ante Alemania, el equipo se mostró valiente, ordenado y ofensivo; ante El Salvador, en cambio, se vio impreciso, ansioso y con poca chispa en el último tercio del campo. Freddy Hurtado deberá trabajar no solo en la definición, sino también en el aspecto mental: la confianza y la serenidad serán claves para afrontar una final anticipada.
El reto está planteado. La Selección Colombia aún depende de sí misma, pero ya no tiene espacio para tropezar. El sueño mundialista sigue vivo, aunque con la advertencia de que el margen se ha estrechado. El lunes, ante Corea del Norte, no habrá lugar para la especulación: será el momento de demostrar carácter, recuperar la fe y transformar la incertidumbre en una nueva dosis de esperanza.
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