La vida y sus paradojas: cuando Joaquín Varela estaba en su mejor momento con el DIM, una ruptura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha –no es su pierna hábil–, lo sacó de competencias desde septiembre del 2024. El defensa central uruguayo, de 26 años, sufrió la lesión más grave del fútbol porque pisó mal en un partido en Itagüí. A pesar de que fue difícil, todo el tiempo se enfocó en ver el lado positivo. Ahora está de regreso. Sobre su proceso, conversó con este diario.
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¿Cómo avanza en este momento su recuperación?
“Bien, muy bien. Por suerte hay buenas sensaciones. En el partido contra Bucaramanga sumé algunos minutos. Eso es importante para la cabeza, para seguir dando pasos adelante y estoy con ganas de seguir tomando ritmo”.
¿Cómo afrontó una lesión tan complicada?
“Los primeros días fueron los más complicados porque tenía que asimilar todo lo que pasó, una lesión larga y después cambié el chip: me centré en la recuperación y me puse metas cortas para ir avanzando hasta llegar al momento de volver a la cancha”.
¿Qué fue lo más difícil de los primeros días de la lesión?
“Venía en un buen momento deportivo. Lamentablemente la lesión cortó esa racha y, por supuesto, a uno le da un bajón pero por fortuna solo fueron unos días complicados. Después vino mi mamá desde Uruguay y conté con el apoyo de mi esposa, que siempre está conmigo”.
¿Qué tan duro fue asumir que tenían que operarlo?
“Creo que lo asumí de buena manera porque estuve muy enfocado en pensar en lo que vendría después y no lamentándome por el hecho. Me preparé para la cirugía. Después me centré en hacer una buena recuperación, hacer ejercicio. Traté de restarle trascendencia porque si bien era una lesión grave, no se iba a acabar el mundo”.
¿Qué tan importante fue estar acompañado de la familia?
“Fue fundamental. Tuve la suerte de que mi esposa me acompañó siempre. También tengo un perrito (Momo), que muchas veces se le acerca a uno para que lo mime y eso alegra el corazón. También que mi madre viniera los primeros días para ayudarme tras la cirugía. Eso da alegría”.
¿Cuánto tiempo se demoró para volver a hacer ejercicio después de ser operado?
“Esa es una pregunta difícil porque, por un lado, al segundo día ya tenía mensajes del fisio en casa y podía empezar a hacer ejercicio para mover la rodilla. Sin embargo, fue entre la tercera y cuarta semana después de la cirugía uno se empieza a mover realmente, a hacer ejercicios de exigencia en las fisioterapias. Para volver a competir en el fútbol me demoré poco más de seis meses”.
¿Qué tan doloroso fue para usted vivir esta situación?
“Fue complejo, porque a uno que vive de esto lo desmotiva. Sin embargo, siempre tuve el acompañamiento de mis colegas en el día a día y de la gente del club. Eso fue algo muy importante para mí”.
¿Vivió un momento de crisis?
“Cuando estaba en la mitad de la recuperación me agarró un poco de ansiedad de regresar, pues en ese momento iba sintiendo bien la rodilla, con firmeza y quería regresar ya porque pensaba que estaba curado. Por fortuna estaban los fisios que, con su trabajo, le bajaban a uno la ansiedad y decían que era mejor dar pasos firmes, antes que intentar lanzar uno hacia adelante y terminar dando dos hacia atrás. Su acompañamiento fue fundamental. Siempre estaré agradecido con ellos”.
¿Este ha sido el momento más duro de su carrera?
“Cualquier lesión es complicada para un deportista. Más cuando son tan extensas. Eso lo desmotiva un poco a uno, lo entristece, pero cada persona lo afronta de la manera que quiere y puede. Yo traté de hacerlo con el mayor positivismo posible y siempre pensaba en ir hacia adelante. Prefería, mejor, trabajar mucho”.
¿Todo el tiempo estuvo en Medellín o fue a Uruguay?
“Pude ir a Uruguay porque justo encajó la recuperación con las fiestas de fin de año. Ahí aproveché para pasar la Navidad y el año nuevo con la familia. Pude recargar las pilas sin dejar de trabajar. En ese momento hice lo que me enviaba los fisios en gimnasio. Fueron momentos que le hicieron bien al corazón”.
¿Hace cuánto no pasaba una Navidad “tranquilo”, en familia?
“Estuve tranquilo porque fue uno de los pocos años en los que no me preocupé por la apertura del mercado de pases, cuando siempre surge algo. Hace mucho no pasaba así las fiestas, pero por lo general siempre suelo estar allá en diciembre”.
¿Disfruta mucho cuando está en su tierra, con los suyos?
“Sí, es lo que más extraño siempre: la familia, los amigos, hacer un asadito, tomar mate mientras se conversa es algo que hace falta y disfruto”.
¿Con quiénes vive en Medellín?
“Con mi esposa y Momo, mi perro. Todos los días estamos juntos. Esa es nuestra familia. Momo es realmente importante para nosotros porque era la compañía de mi mujer cuando concentraba: es como un hijo para nosotros”.
¿Durante la lesión hubo algún cambio en su rutina?
“No. Yo traté de no cambiarlo mucho. Claro que con la lesión uno entrena más, sobre todo en las tardes. Sin embargo, procuré entrenar por la mañana, almorzar, hacer una siesta, volver a hacer ejercicio en la tarde y después me tomo un mate con mi mujer, conversamos, vemos una serie, leo”.
¿Qué está leyendo ahora?
“Hace tres días terminé un libro que me regaló Pablo Jacobsen, un coach que es muy famoso en Colombia y algunas veces trabaja con nosotros en el club. El libro se llama Máximo desempeño y lo quería terminar rápido, antes de volver de lleno. Me dejó varios consejos en cuanto a hábitos que traté de aplicar en mi proceso de recuperación ”.
¿Se cuida con la alimentación?
“Bastante. Uno tiene que seguir los lineamientos que da el nutricionista del club. Algunas veces se da uno que otro gusto, pero siempre busco comer cosas que me den energía y me permitan estar bien”.
¿Cada cuánto hace un asado?
“Si estuviera en Uruguay seguramente haría uno por semana. Por estos lados, con suerte, logro organizar uno al mes”.
¿Cómo ha sido la relación con Washington y “El Polaco” que comparten esa cultura?
“Muy buena. Primero llegó “El Polaco”. Después, Washi. Los tres tenemos buena relación. Muchas veces tomamos mate, conversamos. Por lo general siempre que nos juntamos varios rioplatenses nos llevamos bien, la cultura es parecida”.
¿Ya conocía alguno?
“No. A Washi lo había enfrentado en Uruguay y conocía un poco de su personalidad. De Francisco sabía que había jugado en San Lorenzo y que tuvo un paso por Barcelona de Ecuador, no más”.
¿Cómo fue el proceso de estar fuera de las canchas?
“Es duro porque uno siempre quiere estar adentro. Hubo momentos en los que estar lejos me generaba desesperación, más cuando se jugaban cosas importantes. Acompañé a los compañeros. A mí me operaron el 25 de septiembre, el día que jugaron el partido de vuelta contra Lanús en la Sudamericana y fue duro porque teníamos la ilusión de ser finalistas”.
¿Cómo ve al DIM ahora?
“Lo veo bien. Creo que los muchachos han hecho un buen trabajo. El equipo ha mostrado mejor rendimiento de lo que indican los resultados. Ahora podemos mostrar eso en los cuadrangulares. Somos un buen equipo. Hay mucho trabajo atrás y damos todo por conseguir el título”.
¿Cree que volverá a ser titular?
“Trabajo duro todos los días para meterle algo de presión al profe, en una competencia sana con los compañeros. Cuando el entrenador lo decida, para mí estaría bien”.
¿Seguirá en el Medellín?
“Yo espero que sí. Sin embargo, esa es una pregunta que hay que hacerle a Federico Spada más que a mí”.
¿Medellín es su lugar en el mundo?
“Definitivamente sí. Siempre me sentí bien recibido por la gente y me fue bien. Sueño con que este año logremos el objetivo de ser campeones”.