La Selección Colombia Femenina Sub-17 cerró su participación en el Mundial de Marruecos con una dura derrota ante Japón, que la superó de manera contundente 4-0 en los octavos de final. A pesar del resultado, el balance general deja sensaciones de crecimiento y aprendizaje para un grupo joven que volvió a instalar al país entre las 16 mejores selecciones del mundo.
El partido ante las niponas fue exigente de principio a fin. Las japonesas mostraron una superioridad táctica y técnica que marcó la diferencia en el marcador. Los goles fueron obra de Noa Fukushima, autora de un doblete, Konoha Nakamura y Ua Ono, quienes sellaron la clasificación asiática y el adiós de la Tricolor.
El combinado dirigido por Carlos Paniagua culminó su participación con un balance de dos victorias y dos derrotas: triunfos ante Costa de Marfil (3-0) y República de Corea (1-0), y caídas frente a dos potencias del fútbol femenino mundial, España (0-4) y Japón (0-4). Resultados que reflejan tanto el potencial como los retos que aún tiene por delante esta generación.
A nivel individual, la figura colombiana fue London Crawford, quien marcó dos goles y se consolidó como la máxima anotadora del equipo. Su talento y capacidad para romper líneas la perfilan como una de las grandes promesas del fútbol femenino nacional.
Más allá de los resultados, el logro de haber avanzado a los octavos de final por segunda vez en la historia del torneo es significativo. Colombia lo consiguió en dos de sus últimas tres participaciones (2022 y 2025), después de no haberlo logrado en ninguna de sus cuatro primeras (2008, 2012, 2014 y 2018). Una muestra clara del progreso sostenido del balompié femenino juvenil en el país.
En otras llaves de octavos, el torneo también dejó sorpresas: Francia eliminó a España en los penaltis, mientras que Holanda venció a Estados Unidos. Brasil superó 3-0 a China, México derrotó 1-0 a Paraguay, Italia goleó 4-0 a Nigeria y Canadá se impuso 3-0 a Zambia.
Tras la eliminación, el técnico Carlos Paniagua destacó la entrega y el compromiso de sus jugadoras, poniendo en valor el esfuerzo realizado en un torneo de altísimo nivel.
“La gente no se da cuenta de lo que significa y de lo difícil que es ganar un partido de la Copa Mundial. Hay 24 equipos de entre más de 200 federaciones, y tenemos el privilegio de estar aquí, de representar a nuestro país”, afirmó el estratega antioqueño con orgullo.
El entrenador también manifestó su deseo de dar continuidad a este proceso, proyectando a las jugadoras hacia el próximo Mundial Sub-17 que se disputará en 2026. Su objetivo es mantener la base del grupo y fortalecer el trabajo para que Colombia siga consolidándose como una de las selecciones emergentes más competitivas del continente.
Aunque el sueño mundialista terminó antes de lo esperado, la Tricolor deja una huella positiva: la ilusión de una nueva generación de futbolistas que siguen haciendo historia con su talento, coraje y amor por la camiseta. Porque, más allá del marcador, Colombia volvió a demostrar que su futuro en el fútbol femenino está más vivo que nunca.