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Otra insólita sanción a Nacional, en la que los castigados serían los hinchas del Medellín

La Comisión Disciplinaria de la Dimayor castigó al Verde por el uso de pólvora de sus hinchas siendo visitante, pero los perjudicados serían los aficionados del DIM.

  • Nacional fue sancionado porque sus hinchas usaron pólvora en el duelo frente a Chicó, como visitante. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
    Nacional fue sancionado porque sus hinchas usaron pólvora en el duelo frente a Chicó, como visitante. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
hace 3 horas
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La historia del fútbol colombiano parece empeñada en superar sus propios absurdos. Esta vez, una nueva sanción impuesta a Atlético Nacional ha despertado la indignación no solo de la hinchada verdolaga, sino también de los seguidores del Medellín, quienes, de manera insólita, terminarían siendo los principales afectados por una medida que muchos califican como incomprensible.

El origen del castigo se remonta al pasado 5 de octubre, cuando Nacional actuó como equipo visitante y parte de su hinchada encendió pólvora en la tribuna, lo que provocó un retraso en el inicio del encuentro. La Comisión Disciplinaria de la Dimayor sancionó al club verde con el cierre de la tribuna norte del estadio Atanasio Girardot por una fecha, argumentando el “uso indebido de pólvora por parte de sus aficionados”.

Hasta ahí, el hecho parecería un procedimiento disciplinario común. Sin embargo, lo verdaderamente inverosímil es que Nacional debe cumplir la sanción como local, precisamente en el clásico paisa contra el DIM, programado para este domingo a las 5:15 p.m. En otras palabras, los hinchas que sufrirán las consecuencias de la medida no serán los que encendieron la pólvora, sino los aficionados del Medellín, quienes habitualmente ocupan la tribuna norte cuando su equipo es visitante.

La situación ha despertado la incredulidad y el malestar generalizado entre ambas hinchadas, que en los últimos años han trabajado de la mano de las autoridades locales para que el clásico antioqueño sea un ejemplo de convivencia y respeto mutuo.

El argumento disciplinario se sustenta en el artículo 84 del Código Disciplinario de la Dimayor, que establece que los clubes son responsables por el comportamiento de sus aficionados, incluso cuando actúan en condición de visitante. Esta norma, que busca fomentar la autorregulación de las barras, termina dejando en evidencia un vacío reglamentario: los equipos locales, encargados de la logística del evento, quedan exentos de responsabilidad directa, aunque el control del ingreso de pólvora, bengalas o elementos prohibidos recae precisamente sobre ellos.

La medida también reavivó recuerdos de otro episodio polémico. El año pasado, durante un partido entre Nacional y Junior en el mismo escenario, fueron los hinchas visitantes quienes protagonizaron desmanes, pero el castigo recayó sobre Nacional por ser el club local.

Ante este panorama, Atlético Nacional no se quedó de brazos cruzados. Su presidente, Sebastián Arango Botero, manifestó su inconformidad y anunció que el club presentará los recursos correspondientes para revertir la sanción o, al menos, postergarla.

“Tenemos los recursos de reposición y los vamos a usar, pero creo que esto requiere un poco más de análisis, porque nosotros hemos defendido el clásico como un evento de ciudad y desde la Alcaldía como un tema de paz”, expresó Arango Botero.

El dirigente también confirmó que el club buscará el apoyo de la Alcaldía para pedir formalmente a la Dimayor que mueva o congele la sanción, en aras de preservar la integridad del clásico paisa como símbolo de convivencia y orgullo regional. “Este es un tema inaudito”.

En los últimos años, el clásico antioqueño ha sido ejemplo nacional de tolerancia. Las autoridades locales, en coordinación con ambos clubes, lograron implementar un modelo de seguridad que permitió la asistencia de las dos aficiones al estadio sin mayores incidentes.

Por eso, esta sanción cae como un balde de agua fría sobre una ciudad que ha hecho de su clásico un patrimonio de convivencia. No solo castiga a un club por una acción ocurrida fuera de su control logístico, sino que castiga, de rebote, a miles de hinchas que no tuvieron ninguna participación en los hechos sancionados.

La situación deja en el aire varias preguntas que Dimayor deberá responder: ¿hasta qué punto un club puede ser responsable por los actos de sus aficionados fuera de su condición de local? ¿Dónde queda la responsabilidad del organizador del partido? ¿Y cómo se explica que un castigo disciplinario termine afectando al público contrario?

Mientras tanto, Nacional y DIM esperan que el sentido común prevalezca. Porque más allá de los colores, lo que está en juego este domingo no es solo un partido de fútbol, sino el espíritu de un clásico que simboliza la unión de una ciudad que aprendió a convivir entre la pasión y el respeto.

La controversia está servida: una sanción para Nacional que, paradójicamente, castiga al Medellín. Un episodio más en la larga lista de decisiones que ponen a prueba la lógica del fútbol colombiano.

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