El tío de Lyan, en entrevista con La FM, aseguró que tras días de investigación no veían ningún avance. Según su testimonio, las autoridades explicaban que el proceso de rescate era complejo debido a que el niño podía salir lastimado, y la planeación del mismo requeriría meses. Tras la desalentadora noticia, habrían sido funcionarios del Estado los que le dieron el consejo: pagar.
“Nosotros tenemos una prima que es muy valiente. Fue ella la que pudo ir a hablar y negociar con ellos. El Estado no negoció, no lo vimos. Finalmente gracias a eso pudimos rescatar a mi sobrino, pero fue por algo totalmente extorsivo”, dijo, e hizo énfasis en que su familia no es narcotraficante, no tiene deudas ni problemas, por lo que no entienden por qué han sido víctimas de la situación.
Él es médico, su familia tiene una joyería, y cree que eso último fue lo que atrajo a los grupos ilegales. “Esos delincuentes que se llevaron al niño tenían una información totalmente errónea de nosotros. Por el tema de redes tenían que reflejar, pues, si venden oro deben ofrecer oro. Pero no es que todo el oro que esté en la joyería es de ellos, ellos venden bajo préstamo”, aseguró.
Sin embargo, la cantidad de dinero que pidió el grupo armado fue exagerado: “La verdad es que nos dejaron endeudados”. Fueron dieciocho días de secuestro, cuarenta minutos de ataque, y en todo ese tiempo, el tío de Lyan aseguró: “sentí el abandono del Estado”.
Mientras tanto, las autoridades niegan conocer aquel pago de dinero. Lyan llegó a casa luego de que el grupo armado que lo tenía cautivo lo dejaran a cargo de una familia de campesinos en una zona rural y alejada de Jamundí. Esto fue después de las negociaciones que los familiares del niño efectuaron. El país se pregunta: ¿cómo pueden hacerle eso a un niño?, su familia se pregunta: ¿por qué las autoridades no se apropiaron del caso?
Por seguridad y comodidad, la familia no quiere decir el monto que tuvieron que pagar.
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