La salida de Juan Pablo Ramírez de la Secretaría de Inclusión Social de Medellín —quien dejó su cargo para enlistarse en la campaña presidencial de Gustavo Petro— puso de nuevo los reflectores sobre su relevo y polémico subsecretario técnico, Santiago Preciado Gallego. Tildado como poco cordial e impositivo, este historiador y barrista de Los del Sur ahora lidera el despacho encargado de la política social de la ciudad.
Es bien sabido en La Alpujarra que, pese a su salida, Ramírez y Preciado son las dos caras de una misma moneda. Ligados por una amistad estrecha, llegaron juntos a la Secretaría de Participación Ciudadana una vez comenzó la administración de Daniel Quintero, y luego aterrizaron, también en dupla, en Inclusión Social.
La plaza quedó libre tras la salida de Mónica Alejandra Gómez, a quien sacaron del gabinete luego de que el concejal Luis Bernardo Vélez votara negativo el cambio de vocación del aeropuerto Olaya Herrera. Desde entonces, Preciado fue el encargado de ejecutar las tareas menos amables al interior y por fuera de la dependencia, además de hablarle al oído a Ramírez.
De hecho, esa relación parece estar mejor que nunca. El encuentro que tuvo en días pasados Francia Márquez, formula vicepresidencial de Petro, con los barristas de la ciudad habría sido impulsado por Preciado, quien hasta hace poco estuvo activo en la barra Los del Sur de Atlético Nacional y ha sido abierto vocero de los acercamientos de la administración con estos grupos.
“Uno de los premios a las barras fue que las equiparon como actores en los Consejos Comunales de Planeación. Eso fue ideado por Preciado y respaldado por Ramírez. No en vano la reunión que le organizaron a Francia la semana pasada”, le aseguró una fuente de la comuna 4 —fortín de Ramírez— a este diario.
Su gusto por el fútbol, que ha tratado de replicar mediante espacios de cátedra en universidades como la de Antioquia, lo habría llevado a pujar porque estos grupos fueran incluidos en los mapas de actores comunales. La movida, aunque no es cuestionable en sí misma, dejó varios interrogantes.
“Pese a que no había una norma, los metieron a dedo usando la mermelada comunitaria y los líderes de base, permitiéndoles acceder a recursos de Presupuesto Participativo. Algunos funcionarios han dicho: ‘teníamos la orden de que debían entrar’”, agregó la fuente.
Rastros similares de desconfianza ha dejado Preciado en esta comuna. En medio del hermetismo, algunos líderes prefirieron guardar silencio ante el apellido del ahora secretario. Otros, sin embargo, lo retrataron como “apático y egocéntrico”, sin conexión con la comunidad.
“Lo han tratado de mostrar como líder en la comuna, pero acá no tiene buena aceptación: trató de imponernos líderes de otros lados. Sabemos que le toca el trabajo menos bueno: le dicen ‘la mano negra’ de Juan Pablo”, aseguró un líder conocedor de los intríngulis en el nororiente de la ciudad.
Las salidas de Preciado en público fueron poco sonadas previo a la renuncia de Ramírez. “Es más quien maquina las cosas, porque no le gusta hablar en público”. Y las veces que lo hizo, la impresión que dejó fue de “impositivo, displicente, apático y poco cortés. Manifiesta tener una concentración de poder que uno no sabe ni de dónde viene ni para dónde va”, detalló el líder.
Aunque el perfil de Ramírez para el cargo en Inclusión Social también fue cuestionado en su momento, pues se dijo que desconocía buena parte de los procesos y poblaciones que atiende la dependencia, este le saca ventaja a su heredero en el tejemaneje con los líderes.
“Cuando Preciado venía tocaba llamar a Juan Pablo para que cerrara las negociaciones con la comunidad. Eso ocurrió en varias veces, aunque no recuerdo desagravios o temas de rabias”, dijo otra fuente de la nororiental.
Pero el poder que este dice profesar podría ser menos difuso que su liderazgo. Aunque no es del todo claro de dónde viene su relación con Ramírez, el vínculo de la dupla con el alcalde Quintero se habría consolidado en la oficina de Miguel Quintero, hermano del mandatario, en su época de concejal, hace diez años.
“Ellos son amiguísimos, pero la relación no es de ahora. Más de una vez los vi juntos visitando la oficina de Miguel cuando era concejal. Hasta llegaron a venir los tres a la comuna”, acotó la fuente.
Esta cercanía podría explicar la máxima que es “vox populi” en la Alcaldía: Preciado, de tenis, voz grave y sin apego estricto a los modales, le habla al oído a Ramírez, mientras que este integra el círculo más cercano del alcalde. Esa amistad le sirvió para ratificar su autoridad y transmitir los pedidos de su jefe, según fuentes del despacho.
Su tarea, una vez llegó, fue dar línea en el cambio de metodologías, personal y comunicaciones. Asegurarse de que solo quedaran los perfiles de confianza o quienes cedieran ante sus “mensajes atemorizantes” de posibles recortes.
“Siempre estaba inconforme y generaba temor en el personal. No saludaba, se saltaba el conducto regular y él mismo les daba línea a los contratistas. Era rudo y crudo”, afirmó una fuente, que no olvida el audio que se filtró a mediados del año pasado en el que el ahora secretario les pedía la renuncia a varios contratistas.
Una encerrona similar a 25 subalternos, que habría tenido lugar en un apartamento en El Poblado y en la que los asistentes tuvieron que apagar y entregar sus teléfonos, es la que hoy tiene a Preciado y a Ramírez como dos de los cinco investigados por la Fiscalía debido a presunto constreñimiento (ver Para saber más).
Aunque se dice que en Inclusión Social todavía manda Ramírez, es Preciado quien por ahora firma y ejecuta la billetera de $430.967 millones que se fijó este año para atender a adultos mayores, víctimas, privados de la libertad y habitantes de calle.