Un camión cargado con explosivos detonó frente a la base aérea Marco Fidel Suárez de Cali (Valle del Cauca). El ataque terrorista fue atribuido a las disidencias de las Farc que comanda alias Iván Mordisco.
El estruendo fue seco. Eran las 2:50 de la tarde de este 21 de agosto. El humero gris se filtró por las ventanas rotas de las casas vecinas. A fuera, seis personas estaban muertas, todos eran civiles.
“Por favor, necesitamos ambulancias, por favor. Acaba de ocurrir un atentado. Por favor. Marquen, marquen para que nos acudan porque solo hay dos ambulancias”, decía un hombre con chaleco de la Alcaldía de Cali.
En cada esquina una persona, tendida, clamaba por atención médica. El último reporte de la Secretaría de Salud indicó que fueron 71 los heridos, cinco son menores de edad.
Imágenes recibidas en esta redacción daban cuenta de la gravedad de los hechos:
Tres motociclistas estaban tendidos, uno de ellos tenía sus piernas mutiladas. El camión usado para el ataque estaba incendiado y reducido solo a su chasis. Varios locales comerciales estaban destruidos.
La reacción de las autoridades fue inmediata. Un furgón blanco, estacionado apenas 30 metros más adelante del camión bomba, fue detenido: en su interior llevaba 12 pipetas que pudieron ser alcanzadas por la onda expansiva.
“Ese vehículo no alcanzó a detonar y fue asegurado por personal antiexplosivos”, afirmó el general Hugo Alejandro López, comandante encargado de las Fuerzas Militares.
Información de Inteligencia indicó que el Frente Jaime Martínez de las disidencias de Mordisco habría sido el responsable de planear y ejecutar este atentado.
La comunidad, todavía aturdida por la explosión, notó que un hombre intentaba huir de la escena del crimen. Lo persiguieron, lo retuvieron y lo entregaron a la Policía. Del hombre se sabe que tiene el alias de Sebastián y es oriundo del municipio de Corinto (Cauca). Sería subordinado de alias Marlon, principal cabecilla de la Jaime Martínez.
“Cali vuelve a ser víctima de un ataque narcoterrorista... Quiero que sepan que no nos vamos a doblegar ante los terroristas. Ordené asegurar todas las entradas a la ciudad de manera inmediata”, fue la primera reacción del alcalde de Cali, Alejandro Eder.
El mandatario local ordenó militarizar la ciudad y convocó a un consejo de seguridad extraordinario. Durante la noche, helicópteros y drones fueron desplegados para vigilar desde el aire la capital del Valle.
La Gobernación y la Alcaldía de Cali ofrecieron hasta 800 millones de pesos en recompensa por información que permita dar con el paradero de los responsables de este crimen.
Estos hechos ocurrieron justo después de que un helicóptero de la fuerza pública fue derribado con un dron cargado de explosivos en Amalfi, Nordeste de Antioquia. Ese hecho dejó doce policías muertos. También fue una acción de las disidencias.