El pasado 15 de agosto se conoció que Alfredo Saade, exjefe de Despacho de la Presidencia, sería designado como nuevo embajador de Colombia en Brasil. Incluso se publicó su hoja de vida para el cargo y el propio Saade confirmó la noticia asegurando que el presidente Gustavo Petro le había encomendado fortalecer las relaciones bilaterales con Suramérica.
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Sin embargo, pocos días después, Saade sorprendió al negar haber aceptado oficialmente el cargo, afirmando que aún era un tema en discusión y que prefería quedarse en Colombia porque “no tenía nada que esconder”.
De acuerdo con información revelada por La W Radio, la verdadera razón detrás del cambio de postura no fue completamente voluntaria.
Según fuentes diplomáticas, la Cancillería colombiana habría recibido un mensaje informal desde Brasil dejando claro que no se otorgaría el beneplácito para Saade, lo que en la práctica imposibilita su nombramiento.
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El malestar del Gobierno brasileño se originó en lo que consideran una grave omisión diplomática: la publicación anticipada de la hoja de vida de Saade sin que se hubiera solicitado formalmente el beneplácito, un requisito indispensable en estos casos.
“Colombia no había pedido el beneplácito, se publicó la hoja de vida sin cumplir el requisito mínimo de informarle a Brasil, algo que a ellos les parece una descortesía diplomática mayor”, explicó el medio citado.
Al parecer, el “afán” del Gobierno colombiano por nombrar rápidamente a Saade podría haber estado motivado por la intención de evitar la suspensión provisional que tenía prevista la Procuraduría General de la Nación en su contra.
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