Los mejores discos, aunque no sean del 2025

Lo nuevo no es sólo lo que acaba de salir, lo que se estrena, sino también lo que uno apenas conoce, y en la música eso es un universo.

Cada día se suben a plataformas más de cien mil canciones, que a final de año suman millones. Es imposible escucharlas todas.

Para esta lista de discos del año invitamos a algunos de los artistas más reconocidos e influyentes de la ciudad, personas con amplio conocimiento y larga trayectoria en la música. La propuesta no era que escogieran lo que consideraban mejor, sino lo que más escucharon este año, la música que los acompañó, aunque no fueran discos lanzados en 2025.

El resultado es una selección absolutamente heterogénea que recorre miles de años, desde la primera sinfonía del compositor alemán Johannes Brahms, estrenada a finales de 1876, hasta Viaje Sideral, el más reciente lanzamiento del compositor, trompetista y gaitero cartagenero, El León Pardo.

Hay de todo: rap, música tradicional del pacífico, pop experimental, jazz y pop rock. Pero hay sobre todo una intención: conocer a través de los otros.

Debe ser por las redes sociales y su afán de contenido, que se ha vuelto casi una obligación tener algo que decir de todo. Sale un disco y con la primera escucha, si acaso, aparecen las críticas. Y no es que este mal ser crítico, ni más faltaba, pero a veces, en ese afán de decir, el ejercicio de la escucha cambia, porque no escuchamos lo que la música nos dice a cada uno en singular, sino el discurso, lo que creemos que dice.

Esta lista es una invitación a relacionarnos con la música de una forma más íntima, explorar las sensaciones que nos genera, las preguntas que nos plantea. No es lo mejor de año en general, aquí está la música que acompañó a Susana Palacio, Gambeta, Lelo, Lianna y Ana María Patiño-Osorio.

Cuando nos hablan de su música nos hablan de su vida, de lo que fue para ellos este año que está por terminar.

Entre mis discos del año, el primero es Pacífico Maravilla, de Nidia Góngora. Cuando lo escucho siento la presencia del Pacífico, la diversidad y ese vibrar de los dolores, de la violencia, pero también de la comunidad y sus cuidados. Es una expresión muy vital, una reivindicación de las mujeres del Pacífico. Es identidad, es legado, pero también es la proyección del Pacífico a nivel internacional.

El segundo también es colombiano, me encanta, Viaje Sideral, de El León Pardo. Me hace sentir mucha nostalgia, me huele a vinilo, al Caribe. Se siente recogido, se siente fiesta. Realmente es un viaje que pasa por la electrónica, el porro, el fandango... Además, El León interpreta muy bien los instrumentos tradicionales, los honra.

Y no puedo evitar hablar de Lux, de Rosalía, que para mí, que trabajo en una orquesta sinfónica, tiene mucho significado. Es un disco que tiende puentes y lo celebro porque hay un alto grado de creatividad y originalidad, se nota un trabajo profundo, un diálogo. Lo escuché y me dio escalofríos, esas sonoridades de las cuerdas, esa voz de otro planeta de Rosalía cantando ópera...

Un disco que escuché mucho, aunque no salió este año, es The Auditorium Vol 1, de Common y Pete Rock, un álbum increíble, donde los manes dan cátedra en beats, en rapeos, en todo. Es de celebrar que manes tan veteranos sigan tan enamorados de esto, representando el rap en sus bases más sólidas, sin tanto adorno.

Otro álbum que escuché mucho fue Estahabilidad, de Lianna, y no solo porque soy parte de él, sino porque esas canciones me han acompañado en mi día a día desde hace mucho. Es un disco muy bien hecho, muy equilibrado y muy cargado, porque siempre tuvo más necesidad de decir que afán de salir. Yo admiro mucho a la gente que sigue haciendo la música que le nace, que le sale del corazón. Es un camino más complejo, pero mucho más bonito. Hay mucha pureza en eso.

Y por último Infinite, de Mobb Depp. Yo soy muy aficionado de esos manes y estaba muy a la expectativa, porque es un trabajo que sale después de la muerte de Prodigy, con grabaciones sueltas e inéditas que dejó. Para mí ha sido como un triunfo, lo escuchamos casi a diario con los parceros. Tiene una sonoridad del rap que es esencial, que no le da espacio a confusiones. Eso es rap donde lo pongan. Es necesario que esto siga pasando, que estos grupos sigan existiendo. Detrás de este álbum hay gente muy enamorado del rap, con ganas de que esto se conserve.

Hay tres discos que me acompañaron mucho este año: Despídeme de Todos, de Juan Pablo Vega, aunque no es de este año, pero me gusta mucho porque le coquetea al bolero, con un sonido como muy vintage. Es un disco muy honesto y me despierta una fibra melancólica, pero al mismo tiempo alegre, es para escuchar de principio a fin.

Los otros discos sí fueron unos descubrimientos de este año que me tienen obsesionado, casualmente son dos grupos españoles y son más o menos del mismo género, como un pop rock, uno es Nuevas Emociones de Biela, que me gustó mucho porque las letras son demasiado cercanas, muy cotidianas, cosas que uno diría normalmente en una conversación. Lo escuchó y me dan ganas de brincar, de cantar a todo pulmón, es una música nostálgica y al mismo tiempo feliz, fue un descubrimiento tremendo. La otra es Nuevos Vicios, que tiene un EP con su mismo nombre, la sensación fue muy parecida, en estas bandas encuentro una frescura, tanto en la música como en las letras. Creo que son bandas que tienen que ver mucho con la actualidad de mi vida, me siento muy identificado con lo que hacen, reflejan el momento en el que estoy en la vida.

Es muy difícil escoger entre tanta música, pero este año me acompañó mucho Andariega, de Briela Ojeda. Su forma de escribir me conmueve muchísimo, me llega a lugares muy profundos. El disco es musicalmente superredondito, se escucha facilito de principio a fin y te saca cosas muy poderosas y muy sutiles.

También escuché mucho Anarcolirykoz, un disco repoderoso, que me hace sentir a tope, alerta, despierta, poderosa.

Este año estuvo también muy presente Alice Coltrane, con su disco Ptah, The El Daoud que tiene una onda así muy jazz y trascendental, es un viaje muy áspero. Este año siento que he necesitado salir un poco de esta atmósfera tan humana y tan racional y la música de ella me lleva a un lugar brutal, lejos en un nivel muy espiritual, es como meditar.

Este año La primera sinfonía de Brahms me acompañó en dos momentos importantes: la presentamos con la Orquesta aquí en Medellín y con la Sinfónica de Galicia en España. Es una obra de arte total, una sinfonía sobre la valentía. Cuando la escucho pienso en la convicción de los artistas. Uno como artista debe decir lo que uno es, lo que uno vive, sin importar si eso va a ser comprendido. En ese sentido también tuve mucha expectativa con Lux, de Rosalía. y me gustó mucho, admiro su convicción, su honestidad. Es un disco que me sacude. Por último y por herencia de mi papá, los artistas latinoamericanos siempre me acompañan, este año escuché mucho a Silvana Estrada, a Jorge Drexler, sobre todo su disco Salvavidas de hielo, es muy lindo, hay toda una poesía detrás.