Durante la última década, Estados Unidos utilizó su dominio tecnológico como una herramienta de poder global más allá del ámbito comercial. Controlar los chips más avanzados, que es el corazón de celulares, computadores y sistemas de inteligencia artificial, significa tener en el bolsillo buena parte del futuro económico y militar del planeta.
Por eso, en 2019, la Casa Blanca decidió cortar el acceso de China a esa tecnología, convencido de que el golpe sería definitivo. Ahora, seis años después, esa certeza empieza a resquebrajarse.
Este nuevo punto de quiebre no llegó desde un anuncio oficial por la llegada de nuevos productos, sino desde un computador portátil casi invisible fuera de China.
Se trata del Huawei MateBook Pro 14, que en su interior tiene un procesador llamado Kirin X90. El portátil no aparece en vitrinas internacionales ni en la mayoría de canales oficiales de venta que la marca repartió por todo el mundo. Fue el youtuber y analista tecnológico Nate Gentile quien lo descubrió y lanzó una frase que resume el impacto: “Este computador no debería de existir. De hecho, fuera de China no existe”.
La razón de esto es más compleja de lo que parece. Desde que Huawei y otras empresas chinas tienen prohibido acceder a tecnología estadounidense y europea, en especial las máquinas más avanzadas para construir chips, incluir procesadores modernos en sus dispositivos parecía imposible. Sin embargo, el Kirin X90 demuestra que China encontró una forma de saltar el bloqueo.
Según Gentile, el chip fue fabricado íntegramente en ese país por la empresa SMIC, usando maquinaria menos avanzada y un método complejo que implica repetir varias veces el mismo proceso de grabado sobre el silicio. “China no tiene acceso a las máquinas con las que se hacen los chips modernos y así es muy complicado hacerlo de manera perfecta, pero sí, parece que esto es literalmente lo que están haciendo”, comentó.
Este camino, si bien no es eficiente ni barato, funciona, lo que cambia radicalmente el tablero del mercado tecnológico mundial.
El periodista español y analista de tecnología Vladimir Arteaga comenta que este avance rompe una idea central del orden tecnológico reciente: que solo Occidente podía fabricar estos chips avanzados.
Para Arteaga, el procesador de Huawei es “más que silicio, una declaración de intenciones” y una advertencia directa para empresas estadounidenses como Intel, AMD y Apple.
Pero la importancia de este hallazgo no se limita a voces independientes. Bloomberg publicó un reporte basado en análisis de la firma TechInsights, que calificó el chip como “la manufactura de semiconductores doméstica más avanzada de China hasta la fecha”. El informe reconoce que el procesador aún está por detrás de los más avanzados del mercado, pero confirma que el progreso es real y sostenido.
El verdadero plan de China
Este avance no ocurre de la nada, sino que forma parte de una estrategia más amplia de Pekín para reducir su dependencia tecnológica de Estados Unidos.
El MateBook Pro 14 no utiliza sistemas operativos como Windows o macOS, sino HarmonyOS, desarrollado por la propia Huawei tras perder sus licencias occidentales. Tampoco incluye aplicaciones estadounidenses, pues en lugar de Microsoft Office ofrece alternativas locales, copias casi idénticas de los programas de toda la vida.
Pero el movimiento más ambicioso de China aún está en el papel. A comienzos de año se hizo pública una patente de Huawei que describe un método para fabricar chips todavía más pequeños, equivalentes a los de 2 nanómetros, sin usar la tecnología prohibida. Javier Pastor, editor de Xataka, cree que solo se trata de una patente, más no de una fábrica funcionando. “Es una señal de ambición, no una victoria consumada”.
Aun así, el simple hecho de que exista inquietó a Washington. Según documentos citados por Bloomberg y otros medios, Estados Unidos autorizó recientemente a Nvidia a vender ciertos chips avanzados a China tras concluir que Huawei estaba compitiendo más cerca de lo esperado.
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Esa medida busca frenar el crecimiento de alternativas locales. Pero China parece decidida a seguir adelante.
El gobierno publicó por primera vez una guía oficial que recomienda a empresas estatales priorizar chips fabricados en el país, incluso si son menos eficientes, como parte de una apuesta estratégica: sacrificar rendimiento a corto plazo para ganar independencia a largo plazo.