La ciudad tiene unos nuevos personajes que se mueven en una bicicleta azul. Usan camiseta de manga larga, bermudas, medias hasta la rodilla y tenis negros. Tienen un casco marcado con su número de identificación, igual al de la placa que cuelga de sus cuellos. Van con un termo de agua y gafas oscuras. Así se mueven los guardas en bicicleta.
Para saber más: Desde el lunes, Medellín tendrá agentes de tránsito en bicicleta.
La Twittercrónica acompañó por una mañana a dos de estos agentes. Ellos hacen parte de un plan de la Secretaría de Movilidad inspirado en un primer experimento que tuvo la administración en 2010.
La idea es movilizar guardas, en las mañanas, tardes y ciclovías nocturnas y dominicales, para velar por la cultura del ciclismo urbano.
Tienen un público objetivo, pero los funcionarios cuentan con las mismas potestades de sus otros compañeros y pueden dictar comparendos y controlar el tráfico.
.
El sol pega fuerte durante las ocho horas que trabajan los guardas, pero ellos, que tienen que pedalear en la totalidad de sus turnos, se mueven despacio por las ciclorrutas. “Pero no tanto porque nos cansemos, sino porque si vamos muy rápido no vemos lo que sucede”, señala Gustavo Adolfo Rivera, agente de tránsito número 623.
Al recorrer la ciudad, Rivera y su supervisor Carlos Herrera parten un carro que estacionó en una ciclorruta cerca de la UPB, ayudan a mover la congestión en la 70 y se detienen al lado de una moto que parqueó en pleno andén.
Con el mismo pito que tantos conocen, los agentes llaman a su dueño, que sale corriendo de un edificio.
“Solo la dejé ahí mientras entregaba un paquete, ¿me van a partir?”, le pregunta el hombre. “Esta vez no, pero déjela mejor en la calle”, le responde Rivera.