Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

¿Retorno a la Patria Boba?

hace 4 horas
bookmark
  • ¿Retorno a la Patria Boba?

Por Paola Holguín - @PaolaHolguin

Mientras el ejército realista, al mando de Pablo Morillo, avanzaba incontenible sobre Santa Fe —envalentonado por la capitulación de Cartagena tras su prolongado asedio y por la victoria sobre las fuerzas independentistas comandadas por García Rovira y Santander en la Batalla de Cachirí el 22 de febrero de 1816, que precipitó la renuncia de Camilo Torres y su posterior huida hacia Popayán—, las autoridades republicanas, desesperadas, persuadieron a José Fernández Madrid para que asumiera la presidencia y enfrentara al general español. “La Patria perecerá en mis manos”, se dice que alcanzó a exclamar con resignación aquel joven médico cartagenero de apenas veintisiete años.

Este fue el epílogo de una oportunidad perdida para la naciente República, periodo que la historia conoce como “Patria Boba” (1810-1816), llamada así por la necedad, la torpeza y la arrogancia política de sus dirigentes, enfrascados en disputas sobre la organización del Estado y la distribución del poder entre las provincias (centralistas vs federalistas).

El éxito de la expedición de Morillo no se debió tanto a su pericia militar ni a la grandiosidad de su ejército, como a la profunda división política de los criollos, la fragmentación de la precaria institucionalidad y la pérdida de capacidad militar para defenderla, consecuencia de las sangrientas refriegas internas.

Esta referencia a nuestra historia, debería llevarnos a reflexionar sobre las consecuencias de la fragmentación, el sectarismo y el oportunismo político; así como a la ausencia de una idea común sobre el país que queremos construir, para consolidarnos como una sociedad verdaderamente democrática y superar en las urnas, como acaba de hacerlo el pueblo boliviano, la horrible noche en que nos ha sumido el Gobierno Petro.

Esta coyuntura tan dolorosa, retadora y compleja, requiere más coraje que cálculo politiquero. Por eso, es lamentable el desatino de algunos sectores que, aunque se oponen al caudillismo, se preocupan más porque se imponga rápidamente un nombre que por el debate de fondo sobre las ideas que nos deben gobernar.

Si queremos una verdadera transformación de Colombia, la unidad debería ser en torno a un propósito superior de Nación, a un plan de país, a una plataforma, más que a una persona. Nuestra lucha debería ser evangelizar para que se impongan las ideas correctas, más allá de lo políticamente posible.

La victoria electoral del 2026 sobre el modelo neocomunista que nos gobierna, dependerá de un consenso en torno a unas ideas base, un plan de choque para rescatar el país y un proyecto de mediano y largo plazo para llevarlo a otro nivel. Las elecciones no se ganan solo con antipetrismo, ni con promesas de regresar al pasado, necesitamos un proyecto de futuro que genere esperanza.

La desventaja fundamental de don Fernández Madrid frente a Morillo no se reducía a su juventud ni a su falta de experiencia militar; con la República naciente políticamente dividida, ninguno de los llamados “próceres” o “Supremos” habría logrado salvarla de su destino inevitable. Similar infortunio nos ocurrirá, si persistimos terca y ciegamente en el empeño de buscar un salvador, con independencia de las ideas, los principios y las afinidades políticas que lo preceden.

Problemático también resulta que pretendan vetar al Centro Democrático, un partido que, ha sido leal en la batalla, ha sacrificado todo, ha sido coherente en todas las horas -frente al acuerdo de La Habana, la dictadura en Venezuela y el Petro-Santismo-, ha buscado la unidad a pesar de la persecución, la estigmatización o el marginamiento, ha formado nuevos liderazgos, y ha sido claro en principios, valores y cuerpo de doctrina. Ojalá esta vez no nos dejemos acomplejar y luchemos con firmeza por lo que hemos construido con tanto sacrificio. Porque la unidad de Colombia no debería excluir a quienes se han sacrificado por ella.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD