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Miguel Uribe y la herida abierta de una Nación sin consuelo

Siento profundamente el asesinato de Miguel Uribe, la orfandad de sus hijos y el dolor de sus familias. Lo extiendo a todos los que siguen muriendo en esta violencia que no cesa

hace 2 horas
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  • Miguel Uribe y la herida abierta de una Nación sin consuelo

Por Mauricio Perfetti Del Corral - mauricioperfetti@gmail.com

El precandidato presidencial Miguel Uribe murió víctima de un terrible atentado en el mismo mes en que se cumplen 36 años del asesinato de Luis Carlos Galán y 34 años del crimen de su madre, Diana Turbay. Un círculo atroz de violencia que devuelve al país a episodios que se creían superados. Resulta inconcebible que en pleno siglo XXI, tras un proceso de paz con los paramilitares y otro con la guerrilla más grande del país, sigan ocurriendo hechos de esta magnitud. En lo corrido de 2025 ya suman más de 100 líderes sociales y comunitarios asesinados, lo que contradice de manera dolorosa la promesa de un “gobierno del cambio”. Como escribió Juan Carlos Botero en X, hay actos que no deberían ocurrir “por un sentido básico de empatía y justicia”. Sin embargo, Colombia parece condenada al odio, la intolerancia y la incoherencia que perpetúan la violencia.

Mientras el país repudiaba el crimen, algunos sectores atacaban al expresidente Santos por asistir al funeral, olvidando las palabras del propio Miguel Uribe: “entendí que el perdón es la mejor manera de soltar el odio y el resentimiento” (El Colombiano). Esa falta de empatía se acompaña de incoherencia: culpar al Acuerdo de Paz de 2016 de la inseguridad, cuando más de 460 personas firmantes han sido asesinados y cerca de 10.000 siguen esperando que este gobierno cumpla lo pactado. Sus vidas y las de sus familias parecen no importar. Lo peor es que, por cuenta de la polarización, el dolor solo valga para las víctimas de uno u otro sector político. Olvidamos a policías, soldados, jóvenes, mujeres y población LGTBI asesinados. Ese olvido reproduce odio e intolerancia, y refleja la ausencia de un liderazgo capaz de inspirar a las nuevas generaciones. Como bien lo señaló Humberto de la Calle, urge “lidiar con la polarización” con mecanismos de consenso que eviten una fractura mayor en la democracia.

Esa polarización encuentra terreno fértil en un gobierno que insiste en ver la sociedad desde la lógica de la lucha de clases, que gobierna para unos y excluye a otros. Como advirtió el exministro Juan Carlos Echeverri en X, se nos propone “un futuro sombrío, liderado por cínicos y desalmados dispuestos a todo para ostentar el poder”. El resultado es un clima político enrarecido, en el que el debate democrático se reemplaza por insultos y ataques personales.

En medio de esta tragedia se celebró el 10º Congreso Empresarial de la Andi, un espacio de alta calidad con reflexiones sobre crecimiento económico, informalidad y la era Trump. Retos que exigen respuestas urgentes desde 2026, como lo advirtieron varios precandidatos. La Silla Vacía afirmó que fue un evento político, pero obviamente refleja el contexto de incertidumbre que vive el país.

Siento profundamente el asesinato de Miguel Uribe, la orfandad de sus hijos y el dolor de sus familias. Lo extiendo a todos los que siguen muriendo en esta violencia que no cesa. Mi solidaridad también con Bruce Mac Master, injustamente atacado por el presidente Petro.

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