La discusión por el salario mínimo de 2026 ya empezó “en firme”, pero todavía sin cifras oficiales, ni acuerdos entre gremios, centrales obreras y Gobierno.
Así lo dejó claro el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, tras una reunión de cuatro horas de la Mesa de Concertación Laboral y Salarial, en la que Gobierno, empresarios y sindicatos comenzaron a cruzar argumentos, pero no porcentajes.
Sanguino confirmó que los diálogos continúan abiertos y que, por ahora, ninguna de las partes ha revelado formalmente su propuesta de incremento.
“Esta discusión ocupará las sesiones de la comisión hasta el próximo 15 de diciembre, a las 11:59 de la noche, que es la fecha y hora límite para lograr un acuerdo”, recordó el ministro.
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El cronograma oficial del Ministerio de Trabajo, presentado el pasado 21 de noviembre, marcó este martes 9 de diciembre como una fecha clave: el llamado día del ‘destape’, cuando cada sector debió presentar oficialmente su cifra de aumento salarial. Pero hasta el momento no quedaronn formalizados los pocentajes de alza.
El propio Sanguino reconoció que, al inicio de las conversaciones, esperaba una mayor alineación entre las partes, algo que hoy no parece probable.
Propuesta del Gobierno sobre el salario mínimo: Petro tendrá la última palabra
Aunque el Ejecutivo aún no ha puesto una cifra sobre la mesa, el ministro fue claro en que el Gobierno ya trabaja en varios escenarios de incremento salarial. Esas alternativas, explicó, serán consultadas directamente con el presidente Gustavo Petro.
“Estos distintos escenarios se los vamos a presentar al presidente seguramente esta misma semana y será él quien tenga la última palabra de la propuesta que podamos eventualmente traer a la Comisión de Concertación”, señaló Sanguino en rueda de prensa.
El Gobierno, dijo, se reserva el “momento indicado” para presentar su carta, con la idea de usar esos escenarios como herramienta para acercar posiciones cuando el pulso entre empresarios y trabajadores esté más claro.
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Cabe recordar que la discusión no ha estado exenta de ruido político. El presidente Gustavo Petro ha intervenido en el debate y el ministro del Interior, Armando Benedetti, llegó a mencionar la posibilidad de un salario mínimo de $1.800.000.
La cifra encendió alarmas entre los empresarios, que advierten sobre los riesgos para el empleo formal y el aumento de la informalidad si el alza resulta demasiado elevada.
Salario mínimo vital y móvil, la OIT marca el pulso de los sindicatos
Uno de los ejes centrales de la negociación es el concepto de salario mínimo vital y móvil, promovido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según Sanguino, la propuesta de las centrales obreras va “muy de la mano” con el reciente informe de ese organismo.
Los trabajadores han defendido con fuerza este enfoque, que no solo aplica para Colombia sino para todos los países miembros de la OIT, adscrita a Naciones Unidas. Además, recordó el ministro, este concepto está incorporado en la Constitución Nacional.
En términos simples, el salario mínimo vital y móvil busca que el ingreso permita cubrir las necesidades básicas del trabajador y su familia en condiciones de dignidad, y que se ajuste para no perder poder adquisitivo frente a la inflación y el costo de vida.
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Propuesta de los trabajadores: un aumento de dos dígitos
Las centrales obreras llegan a esta semana decisiva con una posición de un aumento del salario mínimo para 2026 que debe ser de al menos dos dígitos.
El argumento de este sector es recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos años por la inflación y el aumento del costo de vida.
En rueda de prensa, el ministro confirmó que en el pasado reciente los sindicatos habían planteado incrementos de dos dígitos y que este martes 9 de diciembre se conocerá la propuesta porcentual definitiva, tras un breve receso en la mesa.
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Empresarios y salario mínimo 2026: inflación y productividad como límite
Del lado empresarial, la estrategia ha sido esperar. El propio ministro de Trabajo aseguró que los gremios están “destapando cartas” solo después de conocer la cifra que propongan los trabajadores.
Aun así, los empresarios han insistido en que el aumento debe ceñirse a la fórmula tradicional: inflación causada, inflación esperada y productividad.
Con una inflación anual de 5,30% a noviembre, según el Dane, y una productividad que no alcanza el 1%, consideran poco viable un incremento superior al 7%.
Esta postura es especialmente fuerte en Acopi, el gremio de las pequeñas y medianas empresas, que concentran buena parte del empleo formal y son las más sensibles a aumentos elevados en los costos laborales.
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