En un artículo titulado “War looms in Venezuela as Trump tests an ‘Americas First’ doctrine”, The Economist advirtió que la actual concentración militar de Estados Unidos en el Caribe podría escalar hacia un conflicto abierto con el régimen de Nicolás Maduro. El análisis describe el envío de un grupo de ataque de portaviones, el despliegue de bombarderos sobre territorio venezolano y la autorización de operaciones encubiertas por parte de la CIA.
Desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han ejecutado ataques contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas y han reabierto una base militar inactiva en Puerto Rico. La revista señala que estas maniobras responden a una nueva doctrina impulsada por el presidente Donald Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, bajo el lema “Americas First” (América Primero).
El artículo indica que el Gobierno estadounidense ha comenzado a tratar a los carteles del narcotráfico como organizaciones terroristas para justificar el uso de la fuerza militar. En ese contexto, el Departamento del Tesoro designó al Cartel de los Soles, presuntamente vinculado a altos mandos del Ejército venezolano, como “organización terrorista global”, y situó a Maduro como su líder.
Trump, al ser consultado por CBS News si los días de Maduro estaban contados, respondió: “Yo diría que sí. Creo que sí”. Esta declaración, según el medio, confirma que la presión militar busca un cambio de régimen y no solo operaciones contra el narcotráfico.
La revista explica que el envío de buques y tropas al Caribe revive una historia de “golpismo e intervenciones militares” que se había moderado después de la Guerra Fría. Sin embargo, advierte que el nuevo despliegue responde también a la preocupación de Washington por la influencia creciente de “Irán, Rusia y especialmente China” en la región. “Es, sobre todo, una muestra de la obsesión de Trump con asegurar la patria y proyectarse como un hombre fuerte”, señala la revista.
Entérese: Tras 40 días, Senado de EE. UU. llega a un acuerdo para reabrir el gobierno federal, ¿hasta cuándo aplica?
También mencionan que desde septiembre los bombardeos contra embarcaciones “narco-terroristas” han dejado más de 60 muertos, con restos hallados en playas de Trinidad y Tobago. Paralelamente, The Economist advierte sobre las contradicciones en la estrategia de Washington: “Si Venezuela es un Estado terrorista, ¿por qué Estados Unidos ha terminado el estatus de protección temporal de 600.000 solicitantes de asilo venezolanos y los envía de regreso a los mismos narcoyihadistas?”. A la vez, “los aviones B-1 y B-52 amenazan con bombardear el país, mientras los tanqueros fletados por Chevron siguen saliendo del lago de Maracaibo con destino a refinerías estadounidenses”.
Tres escenarios y una tensión creciente en el Caribe
La nota plantea tres posibles desenlaces de la crisis: un golpe interno dentro del ejército venezolano, una negociación que derive en un Gobierno de transición sin Maduro o el colapso del régimen tras una ofensiva militar sostenida. En cualquiera de los casos, sostiene el medio, el riesgo de un conflicto prolongado es alto si no existe una fuerza aliada en tierra.
“El poder aéreo por sí solo rara vez, si acaso, ha derrocado un gobierno sin una fuerza amiga en el terreno”, advirtió la nota, al recordar que incluso dictadores como Saddam Hussein solo fueron depuestos tras ocupaciones militares. “Enviar tropas terrestres a Venezuela sería profundamente impopular”, añadió.
The Economist recuerda que la inteligencia cubana ha ayudado al mandatario a mantener el control interno mediante purgas contra oficiales sospechosos de deslealtad. Este escenario, advierte, podría obligar a Trump a “pasar de la amenaza a la acción” si busca concretar su objetivo de derrocar al régimen chavista.
También se subraya la contradicción de una política exterior que mezcla el intervencionismo clásico con el nacionalismo interno. Marco Rubio, señala el artículo, promueve la idea de que los principales problemas de Estados Unidos —migración, drogas y seguridad— se originan en el hemisferio, justificando así una expansión militar en la región.
Al final, concluyen que un error estratégico podría desatar el caos en Venezuela y desestabilizar a países vecinos como Colombia, Cuba y Nicaragua, por lo que una operación sin apoyo en tierra podría convertir a Venezuela en el epicentro de una guerra regional con consecuencias imprevisibles.
Le puede interesar: ¿Al fin el presidente Petro quiere expulsar al embajador de EE. UU. John McNamara?