Darren James, un estadounidense residente en el estado de Luisiana, vivió una escena digna de una película de ficción. Un sábado cualquiera, mientras revisaba su cuenta bancaria para confirmar una transferencia hecha a su hija, descubrió que era, al menos en apariencia, uno de los hombres más ricos del planeta: tenía 50 mil millones de dólares en su cuenta.
“No entendía lo que veía. Pensé que era una broma o un error del sistema”, relató en entrevista con el canal FOX 9. La primera reacción fue de incredulidad. La segunda, de pánico. Corrió a contarle a su esposa, y juntos pasaron una noche en vela imaginando que en cualquier momento alguien tocaría a su puerta para reclamar el dinero o acusarlos de algún delito.
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Pero nadie llegó. El saldo seguía ahí. Y la incertidumbre también.
El lunes decidieron actuar. Llamaron al banco para reportar el hecho. Querían dejar constancia de que no habían movido un solo dólar y que no sabían de dónde provenía semejante suma. Finalmente, el martes, el sueño, o la pesadilla– terminó: el dinero desapareció de su cuenta. La entidad bancaria había corregido el error.