Los delfines sonríen. Lo hacen para evitar que un momento de juego se convierta en una pelea. Lo dice una investigación dirigida por científicas italianas en las instalaciones de Zoomarine de la ciudad de Roma y de Planète Sauvage, un parque natural en Francia. Ellas, a través de la observación, detectaron que cada vez que un delfín va a entrar en contacto con su compañero de juego hace un expresión facial concreta: entre abre la boca, algo similar a lo que hacemos los humanos al sonreír.
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No quieren problemas, quieren ser amables, como los delfines de Scifu, siempre rosados, redondos, tiernos, porque de eso va su arte, de simpatía, de respeto, del amor y la ternura como principio y fin.
Esa dulzura del color y del gesto le han dado Scifu un enorme reconocimiento no sólo en la ciudad, sino en el mundo del grafiti y el arte urbano, en general. Scifu ha pintado por todas partes, en Medellín, Cali, Bogotá, México, Lima, Nueva York y lo ha hecho en muros, pero también ha hecho stickers, camisetas, pañoletas, medias, pines, afiches, cuadros, escultura y cerámica. Un poco de todo ese trabajo se puede ver en Nice cheeks, su primera exposición individual en la galería El Coleccionista.
–Cuando empecé a hacer esta obra sentí que estaba haciendo realidad un sueño, entonces quería transmitir eso, que vivimos en un sueño. Aunque muchas veces nos llenamos de ruido, la realidad también es muy bonita. Pero al momento de estar haciendo esto pensé mucho en lo que está pasando en Palestina, entonces busqué la manera de hacerlo parte de mi trabajo a través de las sandías y las lagrimas, porque todos estamos viendo esto, pero no podemos hacer nada –dice Sara Cifuentes, nombre de pila de Scifu.