En menos de un mes, tres hechos violentos ocurridos en Villavicencio, El Colegio (Cundinamarca) y Bogotá han despertado la atención de las autoridades, que aún rastrean pistas y no descartan que se trate de una misma cadena criminal.
El primero de esos episodios se registró el 29 de julio en Villavicencio, cuando fue asesinado Norbey Olivares Rojas, alias el Diablo.
Tres hombres armados con fusiles, que vestían prendas de la Policía, lo interceptaron en una calle de la capital del Meta y lo acribillaron.
El Diablo era señalado como uno de los jefes de la organización Guatiquía y acumulaba un amplio historial judicial por homicidio, extorsión, porte de armas y concierto para delinquir. Aunque se camuflaba como empresario de reciclaje, investigaciones lo relacionaban con recientes ataques armados en Meta y Casanare.
Veintidós días después, el 19 de agosto, sicarios en dos motocicletas irrumpieron en la finca Villa Claudia, en la vereda San Ramón del municipio de El Colegio (Cundinamarca). Allí preguntaron por una caja fuerte y abrieron fuego contra los presentes: murieron Ángel Natalia Vaca Santamaría (24 años), Sol Margarita Morales Lara (67) y Jobany Javier Chivata Daza (44), mientras que otros tres familiares resultaron heridos.
Las pesquisas revelaron que varios integrantes de esta familia tenían antecedentes por homicidio, microtráfico, porte ilegal de armas y hurto. Para las autoridades, el ataque obedeció a un ajuste de cuentas entre bandas delincuenciales.
Sin embargo, el alcalde de El Colegio, Diego Andrés López, aseguró en entrevista con Caracol Radio que la familia “venía del llano” y utilizaba la finca como refugio. Esa versión abrió la puerta a relacionar el crimen con lo ocurrido en Villavicencio semanas antes.
El 22 de agosto, cuatro días después de la masacre, se celebraban las exequias de Sol Margarita Morales y Jobany Javier Chivata en una funeraria de Kennedy, en el sur de Bogotá.
En el lugar estaba Nelson Alberto Rodríguez Morales, hijo de Sol Margarita. Tras salir a una cafetería cercana, Rodríguez regresaba al velorio cuando fue interceptado por dos hombres en motocicleta: uno de ellos le disparó en la cabeza y lo dejó tendido a pocos metros del ataúd de su madre.